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Un ilícito sin control que desacopla a la Argentina de la región

Bolsa blanca: el país tiene el menor porcentaje de reconocimiento de la propiedad intelectual respecto de sus vecinos; contrapuntos sobre las responsabilidades. En Brasil los programas de mejoramiento reciben cada vez más inversiones.

La Argentina da la nota en la región: solo se reconoce la propiedad intelectual en un 30%, el nivel más bajo de la historia y el menor de América del Sur. Aquí, de los 20 millones de hectáreas con el cultivo, un 15% se siembra con semilla fiscalizada. El 85% restante no pasa por ningún proceso de fiscalización. De todos modos, dentro de este porcentaje un 15% del área es uso propio que reconoce la propiedad intelectual pagando una regalía extendida.

En el país hay 14 millones de hectáreas que están en una zona gris. ¿Cuánto es uso propio autorizado por la ley de semillas 20.247 de 1973 y qué porcentaje bolsa blanca comercializada ilegalmente de productor a productor por vía de otro actor comercial?

Se cree que un 40 a 45% podría ser bolsa blanca, un negocio que ronda entre los US$ 300 y 400 millones.

En la Asociación de Protección de las Obtenciones Vegetales (Arpov) citan trabajos que estiman que un 5% o menos del área se siembra con variedades de más de cinco años de antigüedad que no están bajo los acuerdos de regalías extendidas. El 95% se hace con variedades modernas, pero reconoce la propiedad intelectual sólo un 30%, entre fiscalizada y regalía extendida.

“Los productores en su gran mayoría prefieren y eligen usar las nuevas y mejores variedades que se lanzan al mercado, pero esta elección y uso de las variedades más modernas y nuevas no se refleja en el reconocimiento de la propiedad intelectual”, alertó Manuel Mihura, presidente de Arpov.

Consecuencias

El desacople de la Argentina tiene consecuencias. En el país, según Rodolfo Rossi, director de investigación global en soja de Nidera, “los programas de mejoramiento locales están en una etapa de congelamiento en cuanto a inversiones y crecimiento”. Por el contrario, en Brasil, las mismas compañías argentinas que allí comenzaron abasteciendo productos se encuentran en franca expansión. Y las inversiones allí están creciendo a una tasa anual 5 veces mayor que la local.

En el país el “congelamiento” del crecimiento conlleva otra situación: la pérdida de empleos. “Entre los despidos de 2014 y en lo que va de 2015 la industria está despidiendo el 8% de su empleo directo”, graficó Alfredo Paseyro, presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA). Son unos 640 empleos calificados menos en un universo de 8000 que tenía el sector.

En la zona gris que hay entre el uso propio y la bolsa blanca algunos apuntan que el uso propio debería ser regulado. El miércoles pasado en una reunión con diferentes actores de la cadena, el secretario de Agricultura, Gabriel Delgado, presentó un sistema integrado para hacer una trazabilidad de la semilla. Allí el productor deberá informar si se guardó semilla para uso propio, cuánto y de qué variedad. El sistema comenzaría en la próxima campaña.

Vale recordar, no obstante, que ya está la resolución 80/07 del Inase que creó un registro con ese fin para los que superan las 2000 toneladas de soja o trigo. Pero no se cumple.

Por Fernando Bertello