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El clima, la baja rentabilidad y el dólar profundizan la crisis del sector lechero

En los últimos dos años más de 800 tambos cerraron en todo el país. Sólo en la provincia de Buenos Aires, la tasa de cierre de esos establecimientos se duplicó en el período 2016-2017 respecto a su promedio histórico. El mal estado de los caminos y los cortes de luz agravan la situación.


Detrás del tambo cuyo futuro hoy desvela a Mariela Agüero (37) hay una larga historia de esfuerzo familiar que se remonta al bisabuelo de su marido: “le hemos puesto el pecho a muchas crisis y vamos a salir también de ésta”, promete la tambera, que es referente de la Mesa de Lechería de la Federación Agraria Argentina y que, en una pausa de una labor que se inicia a las 2 de la mañana todos los días del año, sin excepción, aporta datos que ilustran la profunda crisis que hoy afecta al sector lechero: “en los últimos dos años cerraron más de 800 tambos en el país”.

“La mayoría son establecimientos chicos, que producían entre 1.500 y 2.000 litros diarios y a lo sumo empleaban a cinco personas. Y son muchos más los que están en peligro, entre ellos el nuestro, donde ya no tenemos empleados y nos repartimos las tareas entre mi marido, mi cuñado y yo”.

Las razones de la crisis son múltiples: la baja rentabilidad de la producción de leche, la suba del dólar que impacta en todos los insumos y los problemas climáticos, son las principales: “en nuestro caso sufrimos seis inundaciones y hasta un tornado en los últimos años. Y ahora llegó la sequía”, relata la dirigente.

La historia que Mariela Agüero le cuenta a este diario desde Carrilobo, un pueblo cercano a Villa María (Córdoba), se replica hoy, con mínimas variantes, en todas las cuencas lecheras del país.

Emiliano Amondarain la vive desde Bavio, a sólo 40 kilómetros de La Plata, donde preside la Unión General de Tamberos. Y suma otras preocupaciones a las ya mencionadas: “además del problema climático y los efectos de la suba del dólar sobre los costos y la rentabilidad, una de las falencias más graves que enfrentamos los tamberos es el mal estado de los caminos rurales. Cuando llueve no se puede entrar a los tambos, ni sacar la producción, ni tampoco entrar granos. Otro tema clave es la electricidad. Hay muchos cortes de luz y palos que hace 40 años no se cambian”, afirma el dirigente y reclama “que se atienda a un sector que genera mano de obra y arraigo en el interior”.

La profunda crisis que afecta a la actividad se refleja también en los números.

Juan José Linari es director de Lechería de la Provincia de Buenos Aires y explica que, mientras la media histórica de cierre de tambos es del 2%, entre 2016 y 2017, ese indicador se ubicó entre el 4 y el 5%.

Uno de los factores que más pesó en esa tendencia fue el climático, a partir de la sucesión de inundaciones y de la irrupción, en los últimos meses, de la sequía. Y la región más castigada fue el oeste bonaerense, donde la cámara que nuclea a los tamberos (CaProLeCOBA) estima que cerró el 15% de esos establecimientos (ver aparte).

Y si el clima afectó profundamente a la industria lechera, la suba del dólar registrada en los últimos meses no hizo más que profundizar la crisis, al encarecer los insumos atados a esa divisa, afectando seriamente la rentabilidad del producto.

“Hoy mientras algunos productores trabajan al filo, con una ganancia mínima, otros directamente están perdiendo”, dicen desde la Federación Agraria Argentina.

Al mes de enero el productor recibía 5,94 pesos por cada litro de leche, un valor que quedó atrasado con los nuevos precios de insumos y servicios profesionales, que llevaron al costo promedio para producir ese mismo litro a los 7 pesos.

Los productores dicen no pueden soportar los costos de mantenimiento de los animales y del campo y hablan de ayudas del Gobierno que llegan tarde o, en el peor de los casos, nunca llegan.

La ecuación da como resultado que algunos tambos deben hacer malabares para apenas subsistir y reconocen que se hace difícil dar trabajo a familias como lo hacían tiempo atrás.

Los productores explican que el precio del litro de la leche lo pone cada industria y si los tamberos no lo venden a ese valor deben tirar la producción, por lo que no les queda otra alternativa que aceptarlo, agravado por el hecho de que los animales producen menos de lo que deberían producir por los desastres climáticos.

Estancamiento

Otro de los factores que preocupa al sector es el estancamiento de la producción lechera: mientras las cifras de 2017 indican que en Argentina esa producción se contrajo un 0,5%, en Chile y Uruguay creció más del 7% y en Brasil superó el 4%.

Más allá de América latina, Estados Unidos, Nueva Zelanda y la Unión Europea (los principales proveedores mundiales) también registraron indicadores positivos. El crecimiento a nivel mundial el año pasado fue del 1,4% y, según estimaciones, lo mismo ocurriría este año, contrariamente a lo que ocurre en nuestro país.

La crisis que amenaza a los pequeños productores alcanza también a las empresas grandes, algunas de las cuales tienen en la actualidad hasta el 50% de su capacidad ociosa.

El de SanCor es un ejemplo de la situación que vive el sector: pese a que es una las empresas lácteas líderes, y la mayor exportadora del país, redujo 35,3% su planta de empleados en menos de dos años.

En números concretos, de 5.100 trabajadores que tenía en 2016 hoy quedan unos 3.300. Y esta reducción va de la mano de otro dato que pinta de cuerpo entero la crisis: hace dos años procesaba 3,5 millones de litros diarios de leche, mientras que actualmente esa cifra descendió a más de la mitad, registrando 1,4 millones de litros por día.

Medidas y reclamo

Desde la Dirección de Lechería de la Provincia, su titular, Juan José Linari destaca que el desafío para la lechería argentina es salir del estancamiento en el que hace 20 años se encuentra el sector.

Para eso, indica que desde la Provincia se trabaja en resolver algunas de las principales demandas de los tamberos, como la referida a los caminos, para lo cual se puso en marcha un programa de recuperación de 12.000 kilómetros de caminos rurales en el que se priorizó aquellos que llevan a los tambos.

Paralelamente se aumentó el tope prestable para los productores lecheros a través de distintas líneas de crédito vigentes, indicó el funcionario. Y se mantiene desde el año 2000 la mesa provincial del sector, donde convergen productores, con el estado y el sector privado para tratar los problemas que los afectan.

A fines de febrero los tamberos de todo el país llevaron su reclamo a una reunión que mantuvieron con el presidente Mauricio Macri, que les dejó “sabor a poco”, según indicaron dirigentes del sector. Quedó la promesa de volver a reunirse en los próximos meses.

Mariela Agüero, que participó de esa reunión, dice que se consiguió un beneficio sobre la alícuota de retención del IVA que “nos va a dar un respiro, pero no va a resolver los problemas de fondo”.

Fuente: El Día