Campo

Trigo: una semana de vértigo

En una semana de vértigo, el campo también estuvo movido. Divisas, guerra comercial, semillas y crisis tambera sacudieron al sector. El salto de la cotización del dólar llevó a los exportadores, agrupados en CIARA y CEC, a anunciar que iban a liquidar US$ 4000 millones durante este mes como consecuencia de la recuperación de las ventas por el avance de la cosecha. De esa forma, en el semestre podían completarse US$10.000 millones.

Ya en mayo había habido un incremento en la liquidación de divisas de 21% respecto del mes anterior. Fue una declaración curiosa la de los exportadores, habitualmente parcos en la exposición pública. Puede interpretarse como un adelanto a la posible intención del Gobierno de suspender la baja de las retenciones a la soja.

Aunque aclaró que por ahora no se hará, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo ayer en conferencia de prensa que podría reconsiderarse el cambio de algún cronograma. Sería un golpe duro para la actividad, porque el campo ya está mirando la campaña 2018/19.

Lo hace con el trigo , para el que se proyecta un incremento de 7% en el área sembrada respecto del ciclo pasado, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Un cambio en las reglas de juego significaría un retroceso en la intención de contar con el campo como motor de la economía.

Y el contexto internacional no es bueno. El recrudecimiento del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China golpeó a los precios en Chicago. Al no haber acuerdos sustanciales entre los negociadores de los dos países las exportaciones de soja norteamericanas al gigante asiático están en la mira. Este factor y las buenas condiciones para la siembra de granos gruesos eran motivos suficientes para vender posiciones. EE.UU. no se pelea solo con China, también lo hace con México, que podría aplicar aranceles a las exportaciones de maíz y soja de su vecino como represalia al proteccionismo de Washington.

Las guerras comerciales globales no suelen ser beneficiosas, pero la Argentina tiene una oportunidad para ganar terreno en México y en Canadá, que también se está peleando con Donald Trump.
En el plano doméstico también hay controversias. La decisión de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) de presentar su propio proyecto de ley de semillas, pese a que había participado de la mesa de negociación con entidades de la industria y la producción y el Ministerio de Agroindustria, provocó nuevas dudas sobre si podría avanzar la reforma. CRA quiere que haya un pago único en la semilla, sin diferenciar entre germoplasma y evento transgénico.

También busca que se declare de orden público la norma para que no haya sistemas de control o contratos por fuera del ámbito estatal. Y, además, que sea explícita la norma respecto de materiales anteriores a 2012 para soja y 2007 para trigo. En esta posición, CRA se acerca más a los planteos de Federación Agraria que a las propuestas de entidades técnicas como Aacrea y Aapresid.

Al Ministerio de Agroindustria no le cayó bien el giro de CRA porque quiere que el proyecto de ley de semillas comience a ser tratado. La industria, por su parte, argumenta que sin una renovación de la ley, que apunte al respeto de la propiedad intelectual, no podrán ingresar nuevas tecnologías a la agricultura. El proceso de fusiones y adquisiciones no ha modificado el reclamo de la industria.

Más molestos están los tamberos que, vía Carbap y una decena de cámaras regionales, alertaron en una declaración que los tambos bonaerenses están “en rojo y cerrando”.

Los productores de leche recordaron que la vaca come en dólares y vende leche en pesos. “Nuestros insumos aumentaron el 40% y la leche solo el diez por ciento en lo que va del año”. Eso, representa “una ecuación mortal para los tambos” y apuntaron contra “industria, supermercados y estado” que “cobran, pero dejan solo migajas al productor”. Con un nuevo contexto económico queda claro que la lechería debería apuntar a la salida exportadora y revisar sus estructuras. Aunque el malestar se acreciente, el Estado no pondrá plata en la producción.
Por Cristian Mira