Campo

El paraguas abierto antes de que llueva

Casi siempre, abrir el paraguas antes de que llueva es inútil; podría haber una nube pasajera nada más. Sin embargo, lo que es válido en la vida cotidiana no se aplica en la política argentina.

Por ese motivo fue más que oportuno el comunicado de las cuatro entidades por cadena -Acsoja, Argentrigo, Maizar y Asagir- que pidieron al Congreso que no apruebe el artículo del proyecto de ley de presupuesto que habilita al Ejecutivo a fijar derechos de exportación por hasta 33% hasta 2020.

“Si el objetivo es superar la crisis económica, se debe potenciar a los sectores que tienen mayores oportunidades para un rápido crecimiento para generar empleo y que sin dudas son los motores para el desarrollo conjunto”, dijeron las entidades.

Al pedir autorización para subir todavía más las retenciones, es evidente que el Poder Ejecutivo se quiere cubrir por un eventual nuevo salto en la cotización del dólar. Lo curioso es que para estabilizar las variables de la economía aguarda con ansiedad que ingresen los dólares de la cosecha de trigo a partir de enero y los de la cosecha gruesa desde abril de 2019. Es decir, por un lado, dice que el campo es importante, pero por el otro prepara los cubiertos para hacerse un banquete y comerlo.

Ese mensaje contradictorio no tiene en cuenta que en miles de decisiones que toman los productores y las empresas agrícolas se arriesgan capital y trabajo. Además de las ambigüedades del discurso oficial se suma el ruido que provoca que un integrante importante de la coalición oficial, como lo es el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, insista en su propuesta de aumentar las retenciones al agro. Ya no es solo por una cuestión fiscal, sino que se basa en la teoría de “ganadores” y “perdedores” con la devaluación.

Es obvio que un asalariado ha perdido poder de ingreso con la brusca depreciación del peso, pero cuando se fijan tributos distorsivos a la actividad económica que es capaz de generar los dólares necesarios para estabilizar la economía en el mediano plazo se provoca un deterioro de la producción. El otro aspecto que omiten quienes propugnan cobrar con más retenciones las ventajas de la devaluación es que los costos de la producción están alineados con el tipo de cambio.

“Hay mucha bronca en el ambiente productivo por el constante incremento del precio del gasoil, principal insumo del agro, donde sabemos que más del 60% del precio son impuestos”, advirtió la Sociedad Rural de Rosario, una entidad que no acostumbra a expresarse con medias tintas. Los ruralistas, además, recordaron que “las disparatadas tasas de interés para capital de trabajo, superiores al 70% anual, transforman esta herramienta productiva en un salvavidas de plomo”.

El Gobierno, cuando explicó la reimplantación y suba de los derechos de exportación, dijo que se trataba de una “situación de emergencia” y que era el “último esfuerzo”. En el agro entienden eso. Lo que no se comprende tan bien es cuando se escucha a las voces del oficialismo “gastar a cuenta” con los dólares que van a entrar del campo en 2019.

Sobre todo cuando suceden las contingencias climáticas como la falta de lluvias, las heladas o el granizo que afectaron al trigo en las últimas semanas y le hicieron bajar la estimación de cosecha del cereal a la Bolsa de Comercio de Rosario de 21 a 19 millones de toneladas. Quizás en el Gobierno deberían seguir con más atención algunos ejemplos del exterior. Los de Estados Unidos, por ejemplo.

Su presidente, Donald Trump, se embarcó en una guerra comercial con China que afecta a sus productores agropecuarios. Pero además de anunciar un paquete de ayuda para mitigar los daños, en los últimos días solicitó llevar el corte de etanol de maíz a un 15% para el próximo verano en el hemisferio norte.

Claro que hay que leer el anuncio en clave electoral, como bien apuntó el analista Adrián Seltzer, porque hay elecciones legislativas en EE.UU. y los votos de los estados maiceros son importantes. Pero no hay que dejar de reconocer que el liderazgo político se sostiene en el tiempo cuando se mantienen las alianzas básicas con el electorado propio. Son sucesos que conviene analizar y extraer conclusiones por si tienen alguna utilidad local, especialmente para el año próximo.

Por Cristian Mira