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La leche de abril tendría un peso de alza en promedio para el productor

Lo mismo podría suceder para la materia prima que ya se está produciendo. Será siete del mes de mayo y aún muchos productores no sabrán con certeza el precio de la leche que entregaron en abril.

La falta de negociación, la nulidad del peso del tambero en el juego donde la materia prima es esencial lleva a la repetición hacia el infinito de esta ecuación, aún en tiempos de suba de valor por litro o sólidos.

A grandes rasgos se puede decir que el valor de la leche cruda entregada el mes pasado trepará entre ocho y diez por ciento, para las liquidaciones que estarían llegando en estas horas a los tambos.
Tomando la tendencia promedio que aporta el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería, en febrero el precio por litro fue de 10,45 pesos y en marzo de 11,76, por lo tanto es lógico entender que con una demanda muy marcada de materia prima, el salto de los valores rondaría un peso en alza, aunque existen casos de hasta 1,50 pesos arriba.

A algunos productores las empresas ya les comunicaron este incremento e incluso otros arriesgan un proceso similar para la leche que ya se está ordeñando.

Grandes y chicas se acercan a los 13 pesos, porque la necesidad de leche sigue vigente. No sólo fue el verano y la afección del calor, se sumó la demanda de leche social, pero también es el consumo interno el que no afloja a pesar de los precios siderales, que ponen en los supermercados al queso cremoso a partir de los 300 pesos por kilo y un litro de leche larga vida, desde los 50 pesos, o el sachet desde los 38 pesos.

La inflación no termina de hacer resignar al consumidor y ese sostén es el que mantiene la expectativa en el negocio que también encuentra en los compromisos de exportación un segmento constante.

Se podría decir que durante todo el primer semestre del año las alzas marcarán el ritmo en la lechería, que un achicamiento en las pérdidas serían el común denominador, pero que de todas maneras los precios no llegan a conformar años de desventajas, sobre todo si se hace la contrastación con el dolar. Con un litro promedio a 13 pesos, se conseguiría una remuneración de 28 centavos de la moneda extranjera, tomando la cotización del viernes a 45,40.

Cada vez que sube la leche, también se escapa la nafta y siguen lejanos los 30 centavos de moneda extranjera como referencia. Claro que de tener un nuevo salto a 47 pesos, la depreciación seguirá estando a la mano.

Es difícil mirar hacia julio y mucho más hasta la primavera. Industriales y productores tienen la interrogación sobre cómo y a cuánto se llegará por la leche de septiembre. Grandes y pymes necesitan materia prima, los productores que se quedaron en el negocio son la clave para seguir haciendo funcionar la rueda, pero deben ser conscientes de ese peso.

Son pocos los que se animan a negociar, a pedir precio, a hacerse valer dentro de la cadena.

Puede que no sea tiempo de imponer la idea de un contrato, pero sí de más formalidad en el intercambio de producción.

Lejos de hacer la revolución, ubicarse en el esquema productivo es fundamental. Las entidades de productores no están para eso, sino que depende de cada tambero, de cada productor tener la voluntad de seguir adelante, de apreciar su resultado.

Es este el momento donde la demanda industrial permite repensar el destino de la leche, buscar la mejor alternativa, para pararse con tiempo ante una primavera que por buenos pronósticos e importante caudal de pasturas llegará con el empuje que hace tiempo no tenía.

Pasó abril con lluvias más benévolas de lo esperado, a pesar de consecuencias complejas en algunas partes de las diferentes cuencas.

Llegó mayo con un temporal de fin de semana que no hizo más que descubrir las carencias en cuanto a infraestructura de un país que no supo prosperar a través de las décadas y que tiene de la misma manera estancados en un barro eterno a los productores. Pocos son los casos de los que supieron fortalecerse tranqueras adentro o en asociatividad, para dejar en segundo plano los entornos mas difíciles que hacen de las complicaciones cotidianas y la preocupación por el precio la constante que no permite superar los desafíos más ambiciosos.

La lechería está en crisis a nivel global, pero no deja de tener oportunidades. Este es el punto donde la política debiera colaborar, no negar realidades, sino empujar posibilidades de crecimiento, capacitación, mejora y expansión.

Por Elida Thiery