Campo

Precisiones frente a la incertidumbre

La “no noticia” fue la noticia. Que el presidente Mauricio Macri les haya dicho a los dirigentes de la Mesa de Enlace que no pensaba aumentar los derechos de exportación en el medio de la incertidumbre económica post-PASO es un hecho para destacar. Era la salida que más a mano tenía y le podría haber reportado beneficios políticos entre propios y extraños.

E ntre los propios están los que creen que como en las provincias decreció la adhesión a Macri, al campo hay que castigarlo con retenciones. Sin salir de la avenida General Paz creen que el “voto del interior” es igual al “voto del campo”. Las motivaciones electorales no siempre se relacionan con las políticas agropecuarias.

Y entre los extraños que reclaman la suba de las retenciones se cuentan a aquellos que creen que el campo es una caja inagotable de recursos que puede soportar todo tipo de tributos, distorsivos o no, sin afectar su productividad.

Es cierto que la dinámica de la volatilidad cambiaria puede llevar al Gobierno a rever su posición y aumentar los derechos de exportación. Eso fue lo que sucedió en 2018. Sin embargo, en esta oportunidad eligió un camino diferente: rebajar impuestos para que la devaluación no afecte los precios de los alimentos de la canasta básica.

El establishment económico y político, propenso al intervencionismo, sostiene que los derechos de exportación son útiles para evitar subas de los alimentos. Con más impuestos al maíz, al trigo y a la carne creen que se beneficiarán los consumidores. Sin embargo, no tienen evidencia sólida de que la mejora que obtienen los procesadores al poder adquirir la materia prima más barata se traslade luego al precio final. Ni tampoco han medido la incidencia del impacto de otros costos en la cadena de producción.

Los propulsores de esta teoría se deben haber llevado una sorpresa en los últimos días cuando se informó que por la rebaja del IVA a algunos alimentos hubo reducciones de precios. En el medio de las crisis y la expectativa por dar certidumbre al futuro es fundamental la precisión. Y lo que digan los referentes de la fuerza política que ganó en las PASO tiene cada vez más importancia. En una entrevista en el programa A dos voces, de TN, el diputado nacional Felipe Solá dijo que “el precio del pan no puede estar atado ni al tipo de cambio ni al precio internacional del trigo” y explicó un posible mecanismo para solucionar la cuestión: “El gobierno se reserva una cantidad de granos y se la vende a los molineros, pactando así el precio del pan”, y consideró que “habría que volver a un sistema que estuvo durante muchos años”.

Un día después, tras recibir fuertes críticas de entidades del agro porque parecía proponer la recreación de la Junta Nacional de
Granos (JNG), Solá aclaró: “No anuncié creación alguna de ningún ente. Solo hice historia. Fui secretario de Agricultura casi seis años sin Junta de Granos ni de Carnes”, y añadió: “Opiné que no debían aumentar los derechos de exportación del trigo y que, si había
necesidades fiscales, se podía adecuar la retención de $4 $/t de soja en razón de la devaluación sorpresiva reciente del 25%”. Solá, justamente, integró el gobierno que liquidó la JNG como parte del programa de modernización de la economía a principios
de los años noventa.

Las reacciones de rechazo hay que entenderlas en el contexto de las dudas y temores sobre lo que hará con el campo el Frente de Todos si llega a la Casa Rosada en diciembre. Estos interrogantes ya se plantean en el plano productivo. Según el informe precampaña de maíz de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que estimó un crecimiento del área de 3,3%, la siembra de maíz de segunda que en las últimas campañas tuvo una notable expansión podría verse afectada por un cambio de escenario en relación con las políticas hacia la actividad.

Este es el uno de los motivos por el que ahora la Mesa de Enlace apura una reunión con Alberto Fernández. Quiere encontrar la mayor cantidad de precisiones posibles en el medio de la incertidumbre. La producción las necesita.

Por: Cristian Mira