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Control del comercio de granos y “vigilancia” de precios de alimentos, propuestas del PJ a A. Fernández

“En un país como la Argentina no puede haber compatriotas que pasen hambre. La prioridad de cualquier política agroalimentaria es que los argentinos volvamos a alimentarnos adecuadamente. En los hogares argentinos no puede faltar carne, pan, leche, verduras o frutas”.

sí es cómo comienza el capítulo referido al sector agropecuario del documento de propuestas de políticas económicas elaborado por el Partido Justicialista, el cual fue entregado al candidato a presidente del Frente de Todos Alberto Fernández.

El capítulo agropecuario del programa fue elaborado por el periodista Javier Preciado Patiño y el director de la Licenciatura en Economía Política de la Universidad Nacional de General Sarmiento Juan Fal.

A continuación se reproduce de manera textual los principales aspectos del plan:

“Los precios de los alimentos no deben estar atados al vaivén del dólar: implementaremos políticas para atemperar el impacto de las subas del dólar en el valor de la canasta familiar. Se activará la promoción de ferias y mercados locales; se establecerán mecanismos de vigilancia de precios a partir de precios referenciales para las cadenas de comercialización”.

“Reformaremos el sistema de derechos de exportación: la mayor parte de los productores rurales se verá beneficiada por menos retenciones que las que se pagan hoy. Promover el valor agregado en origen es generar trabajo y desarrollo local. Cuidar y proteger a los más pequeños es un deber de Estado. Estableceremos retenciones segmentadas que premiarán a los productores que agreguen valor y a las producciones regionales. Las producciones que aporten valor agregado pagarán siempre menos que las que se limiten a exportar materia prima”.

“Trabajaremos para sostener el equilibrio del productor, analizando su estructura de costos y trabajando para mejorar su ecuación económica. Reduciremos al mínimo la carga impositiva de los productores pequeños y medianos. Revisaremos la cadena de comercialización, a los efectos de detectar monopolios o cartelizaciones que puedan socavar la rentabilidad de los productores, fundamentalmente pequeños y medianos, y promoveremos mecanismos de venta directa. Volveremos a apuntalar la ciencia y la tecnología de carácter nacional que garanticen el acceso a todos los productores. Reduciremos el costo financiero con líneas de créditos productivos”.

“El pequeño productor y la agricultura familiar volverán serán actores importantes de nuestra política agroalimentaria. Trabajaremos para lograr que sus producciones logren llegar a los argentinos de manera directa, mediante el apoyo y el fomento a los mercados de proximidad, logrando abastecimiento e impulsando las redes de comercialización, para lograr un precio acorde para los hogares y mejores ingresos a los productores”.

“Se eliminarán las retenciones a las producciones regionales que estén en situación crítica. El aporte a la recaudación de dichas producciones es mínimo y el efecto sobre la producción es muy costoso”.

“Se recuperará el Fondo Federal Solidario con el aporte de los derechos de exportación, con el objetivo de financiar proyectos vinculados a la producción, la distribución y el abastecimiento de alimentos, tales como la mejora de la infraestructura productiva y las cadenas de valor locales.

“Desde el área de Agricultura Familiar se formulará el Plan de Nacional de Acceso a los Alimentos, que incluirá mercados de proximidad entre el productor local y el consumidor. Tenderemos así a la soberanía alimentaria en cada espacio de la Argentina. Un modelo posible es de la provincia de Formosa, que articula conjuntamente con los municipios y atiende las emergencias alimentarias a nivel municipal. Las producciones locales jugarán un rol central como proveedores en cada comunidad de alimentos seguros, frescos, de calidad y más económicos por la baja incidencia del flete e intermediarios. Las políticas de apoyo a estas actividades deben ser descentralizadas y coparticipadas por el conjunto de la sociedad local.

“Se convocará a la discusión y debate de una Ley de Conocimiento Estratégico para el Agro que supere la ley de Semillas, pensando estratégicamente en las nuevas tecnologías y en la ciencia y el conocimiento aplicados como el eslabón que controla las cadenas productivas. Impulsaremos una ley que estimule la innovación y el desarrollo local del sector público y privado en el área, pero principalmente que garantice la Soberanía del Conocimiento Nacional”.

“Se creará un organismo estatal federal específico de promoción y control del trabajo rural, absorbiendo además las atribuciones sobre las acciones vinculadas a la seguridad social, hoy en manos del Renatre”.

“Se establecerá una comisión que promueva la regularización laboral de los trabajadores rurales: dependerá del Ministerio de Trabajo y estará compuesta por representantes de organizaciones y sindicatos de Trabajadores Rurales, Agricultores Familiares y del Sector Empresario, y la Secretaría de Agricultura, que en un plazo de cien días deberá presentar propuestas consensuadas de un plan de acción para la regularización laboral”.

“Desde la gestión macroeconómica se promoverá un análisis del costo de los combustibles y su impacto en la producción. Si bien no depende exclusivamente del área de Agroindustria, iremos hacia una revisión integral de los costos a corto plazo que impactará directamente en la rentabilidad de los productores”.

“Se fomentarán las rotaciones agrícolas y ganaderas mediante políticas activas; se establecerá un incentivo al uso de fertilizantes en especial biológicos por parte de los pequeños y medianos productores; se fomentarán las inversiones destinadas a la producción local de fertilizantes fosforados y biológicos, desarrollando políticas activas para realizar transiciones hacia modelos mixtos y agroecológicos y el manejo integrado de plagas”.

“Impulsaremos la producción de cereales y oleaginosas y su agregación de valor. En el caso del trigo, buscaremos la meta de 25 millones de toneladas, con una industria molinera procesando 10 millones y exportando un piso de 2 millones de toneladas de harina. En el caso de la soja, buscaremos acortar la brecha con Brasil que hoy produce más de 100 millones de toneladas, buscando que la industria aceitera opere a capacidad plena, es decir, por encima de 60 millones de toneladas. En el caso del maíz, continuaremos la expansión del cultivo, pero apuntando a que más grano sea transformado internamente como proteína animal (carne, leche), alimentos (molienda húmeda y seca) o energía (bioetanol)”.

“Se implementará un plan para el aumento de la producción de carnes. Sólo en lo que respecta a la carne bovina, se fijará la meta de incrementar la producción un 10% en el corto plazo, y continuará luego con un incremento del 5% anual. Eso duplicará los saldos exportables de carne vacuna. Las principales variables para lograr estas mejoras son el porcentaje de destete, la tasa de extracción, el peso de faena y la producción de carne por vaca por año. Todos esos parámetros pueden ser mejorados con programas de promoción que premien la incorporación de biotecnología, genética, pasturas y nuevos actores productivos, así como con incentivos fiscales y crediticios”.

“Se presentará un plan de aumento de la producción de carne de cerdo a un ritmo del 10% anual, y de la carne aviar a un rimo del 5% anual. En materia de carne de cerdo, el país hoy importa de países de menores estándares fitosanitarios. La carne aviar solo exporta un 10% de su producción y tiene capacidad ociosa fácilmente aprovechable. Estas producciones intensivas, sumadas a los procesos de industrialización subsiguientes, generan unos 150.000 puestos de trabajo. Ambas producciones tienen ciclos biológicos cortos”.

Fuente: Valor Soja