Carlos Chiavassa, director de Grupo Chiavassa, dirige una empresa familiar, que ordeña 1.400 vacas por día en un sistema de cama caliente. La empresa es trabajada por él, su esposa y sus tres hijos.

En diálogo con Punto de Equilibrio, que acompaña la recorrida de productores y técnicos uruguayos a establecimientos de Argentina, organizada por el laboratorio Virbac Santa Elena, reconoció que “poder estar tanto tiempo en el sector es un sueño heredado de nuestros antecesores”. Agregó que “cuando uno tiene un sueño y lo acompaña con pasión, poder cumplirlo no es difícil”. Explicó que de esa manera lo que él hace “no se transforma en un trabajo sino en una satisfacción”.

La empresa comenzó en 1982 con su abuelo, luego fue su padre el que se encargó y le legó el tambo y ahora él hace lo mismo con sus hijos.

Confiesa que para que las nuevas generaciones se vean atraídas por esta actividad “los jefes de las empresas, los líderes o los fundadores tienen que tener la mente abierta”. Dijo que “nosotros adoptamos ese criterio, si no somos mente abierta es casi imposible que las nuevas generaciones vuelvan a esta actividad”.

Indicó que su padre “hizo lo mismo y eso nos ha permitido quedarnos en el campo y desarrollarnos, como sucedió con mis hijos”.

Frente a la situación que enfrenta la lechería a nivel mundial, pero en especial en Argentina y Uruguay, Chiavassa expresó que “la tendencia mundial es a la concentración de los tambos” porque “este es un negocio de un escaso margen, en el que hay que ir permanentemente en busca de la excelencia y de la eficiencia”, algo que consideró “no es poca cosa”. Dijo además que para lograr esa eficiencia y excelencia “se necesita innovar e invertir”.

Señaló que hay estudios en EEUU que muestran que en 2030 la lechería en ese país va a estar manejada y concentrada por apenas 50 grupos y enfatizó que “hay que prestarle atención a eso”.

Al respecto dijo que “si el 72% de los tambos en Argentina produce menos de 3.000 litros de leche por día” y que se debe “buscar la vuelta para que exista un nivel de asociativismo” que permita que “esos tambos de 3 mil litros pasen a tener un peso de 10 mil litros” y a su vez que logren ser eficientes y “den un salto de 20 mil litros”. Explicó que de esa manera “estamos hablando de otro peso para negociar el precio, comprar insumos y manejar el negocio de manera más profesional a nivel empresarial”.

“Ese es el desafío”, subrayó y confió en que “hay posibilidades para lograr eso a través del uso de la tecnología”.

Fuente: edayrinews.com