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Fiereder: “soy un convencido de que necesitamos apostar más por la industria”

“Necesitamos generar condiciones para que la Industria apueste por los jóvenes”, señaló Cristian Fiereder, presidente de la UISF Joven, aportó su mirada sobre la situación actual que atraviesa el sector y los principales desafíos para la modernización profesional y laboral de la actividad productiva. Apuesta por el fortalecimiento de las cadenas de valor y el espíritu emprendedor.

Cristian Fiereder es nacido en San Jerónimo Norte, hijo de su padre Luis, trabajador industrial, y su madre Laura, docente. Esos dos pilares de vida conforman hoy los ejes de su tarea como presidente de la UISF Joven.

Otra parte de su actividad industrial la dedica a SIE Ingeniería SRL, empresa de la que es socio fundador y gerente comercial, dedicada a proyectos de diseño, fabricación y montajes de tableros eléctricos, en la que experimenta su visión emprendedora: “Empezamos con dos notebooks, un auto prestado y cuatro personas en un garaje. Ahora, próximos a cumplir nuestros primeros diez años, la empresa está instalada ahora en un terreno próximo al parque industrial de Sauce Viejo, contamos con más de cuarenta colaboradores internos y más de veinte externos. “.

En Camsfe y Adimra dio sus primeros pasos en la industria metalúrgica con los sectores empresarios y gremiales. En 2019, se puso al frente del espacio Joven de la Unión Industrial de Santa Fe, por lo que agradece a Javier Martín, expresidente de UISF, y a Alejandro Taborda, actual presidente de UISF, “quienes siempre nos han marcado la importancia que la industria tiene para generar mayores posibilidades en la sociedad”.

-¿Cuál es la visión de la que parten para planificar acciones en la UISF Joven?

-Apuntamos a incentivar la participación y la vinculación de los jóvenes con la actividad industrial. Las acciones que desarrollamos se rigen bajo dos ejes: capacitación laboral y formación de dirigentes. Nos vinculamos con los diferentes actores de la provincia por medio de distintas actividades como cursos de innovación, charlas educativas, visitas y recorridas en empresas, encuentros con industriales y referentes políticos, entre otras.

A la vez, entendemos que hay dos desafíos por delante. Por un lado, cómo hacemos para relacionar el actual contexto socioeconómico con la demanda laboral que será necesaria para empezar a crecer. Por estos días, en la Federación Industrial de Santa Fe estamos festejando la recuperación de más de seis mil puestos de trabajo, pero también vemos que tenemos más de la mitad del país en situación de pobreza y que más de treinta mil chicos dejaron la escuela durante la pandemia.

Por otro lado, creo que estamos atravesando un momento bisagra para el sector, en el que el paradigma de la fuerza y la maquinaria está dejando su lugar a la industria 4.0, la economía circular, el consumo “just in time” y la visión integral. En ese sentido, está compuesta nuestra comisión, de forma diversa, con personas marketing, administración, de contabilidad, de producción, entre muchas otras, que ayuden a formar un panorama más completo de las necesidades actuales de la industria y brindar más posibilidades a los jóvenes.

-¿Hay buena presencia de jóvenes en la industria? ¿Qué particularidades tiene este perfil en el sector?

-En cuanto a la participación, nos gustaría que sea mayor, y en ese sentido enfocamos nuestro trabajo. Donde sí vemos que hay un crecimiento es en la cantidad de mujeres en el sector. Afortunadamente, nuestra región tiene un entramado productivo muy importante para captar nuevos talentos, con capacidad en distintas cadenas como las lácteas, agrícola-ganadera, frigorífica, metalmecánica. Para unir las dos cosas se requiere generar las condiciones, que implica diversas cuestiones como el financiamiento para la innovación, inversión en infraestructura, tiempo de formación y adecuación de los trabajos.

Lamentablemente, es preocupante que muchos jóvenes estén pensando en irse del país a desarrollarse como profesionales. En eso noto cierta “mala imagen” que se instaló en parte de la sociedad sobre “los empresarios”, a quienes se los ve como parte del problema y no como una de las soluciones. La mayoría de ellos fueron jóvenes que emprendieron la extensa tarea que va desde el desarrollo de una idea hasta que se lleva a cabo, en medio de los vaivenes del país.

Yo soy un convencido de que necesitamos apostar más por la industria, especialmente por el emprendedorismo industrial. Para eso, tenemos que fortalecer las cadenas de valor. Muchas empresas medianas y chicas tienen la posibilidad de integrar el entramado industrial, generando mayor competitividad por medio de la innovación conjunta, el perfeccionamiento profesional y el acceso a los sistemas de calidad. Porque una empresa que está funcionando bien en su producción específica va a necesitar de otras que se encarguen de la seguridad, del servicio de limpieza, de la alimentación, de la consultoría, de la parte civil, de servicios eléctricos, mecánicos, entre otros.

Desde la UISF Joven trabajamos en esa visión integral, buscando romper con lo meramente técnico, porque buena parte del desafío de emprender no solo tiene que ver con el saber específico de la actividad sino con otras cuestiones como elegir con quiénes trabajar o cómo presentar un plan de negocios.

-¿Cómo está planteada actualmente la vinculación de los jóvenes con el mundo laboral?

-Hay una realidad y es que las actuales ya viejas nuevas tecnologías, empiezan a reemplazar una gran cantidad de empleos. Hay que mostrarles a los jóvenes las ventajas de la formación tecnológica. Desde chicos tienen que tener la oportunidad de jugar con robots con los que aprendan programación o armar una placa tectónica con microcontroladores, sensores, pistones, etc. Tenemos que facilitarles el camino todos los niveles educativos y también formar a los docentes para que sepan cómo va a ir cambiando esta matriz productiva con los diferentes avances, no solo en tecnología, sino también en medio ambiente, economía, recursos humanos y nuevas formas de producción.

Por otra parte, creo que hay que trabajar más en la motivación y el pensamiento crítico. Muchos de los que empiezan con algún proyecto pueden no lograr el objetivo en el primer intento, pero fracasar es parte del proceso. Volver a intentar, aprovechar los errores, redefinir los enfoques es parte de la tarea industrial y tiene que ser parte de los aprendizajes educativos.

– ¿Qué se necesita hoy para ser un país industrial? ¿Cómo hacer convivir las tensiones entre la necesidad de generación de empleos, la competitividad de las empresas y los derechos laborales bajo nuevas formas de producción?

-Es un desafío para todas las partes, porque quien no pueda adaptarse se va a quedar atrás. De esto se trata la industria 4.0, que ya lo vemos en países avanzados en esto como Alemania, EEUU, Reino Unido, Canadá, Japón, China y Korea entre otros. La calidad de vida está dada por su poderío económico, su potencia industrial y su capacidad de internacionalización del trabajo. En la Argentina, cuesta mucho la internacionalizaron de empresas y sobre todo industriales. Tanto el sector público (con una macro ordenada y un camino sin tanto vaivenes) y el privado debemos trabajar para lograrlo.

Cómo están estructurados los convenios de trabajo, de qué forma valoramos la productividad, qué lugar le vamos a dar a la modalidad de trabajo remoto que trajo la pandemia, son todas discusiones que tenemos que dar para mejorar la productividad y que sea provechoso para generar puestos de trabajo rápidamente. Muchas empresas se ven en la dificultad de que cada año el pasivo laboral es más grande y producen lo mismo y su empresa vale menos, es menos viable crediticiamente, esto afecta a la inversión, a la generación de nuevos puestos de trabajo, al crecimiento de los empleados en las industrias, etc.

Por eso es muy importante el desarrollo de las pymes, que dan muchas más posibilidades de contención, a través de pequeñas acciones como pueden ser con la ayuda a terminar el secundario, útiles para el inicio del ciclo lectivo si son padres o madres, algún presente los días de cumpleaños, etc. No sabemos cuánto afecta estas acciones a la productividad pero hacen un ambiente de trabajo mejor y una ayuda par este momento tan complejo. Como siempre repetimos la necesidad de un país y una provincia productiva genera oportunidades, los empleos son de calidad y esto posibilita mejores ingresos, más capacitaciones, más clase media, más calidad de vida.

Enseñanzas de pandemia 

“La pandemia fue muy dura para todo el sector. Pero creo que nos dejó una gran enseñanza a nivel humano, entendiendo que todos, del primero al último, somos una parte importante de ese motor que es el lugar de trabajo.

Por otra parte, hubo que tomar decisiones estratégicas para continuar el trabajo en la emergencia, como cuestiones de salud que hoy están mucho más afianzadas, afrontar muchos costos que en ese momento no tenían una necesidad específica y reacondicionar rápidamente todo para trabajar en modalidad home office.

Ahora, pasado un poco más el tiempo, vemos que lo que se generó son herramientas válidas desde el punto de vista operativo, en el que cada uno fue encontrando el lugar donde se sentía más cómodo y más productivo. Y eso es en definitiva lo que se busca, premiar la productividad y generar un mejor ambiente de trabajo”.

Romper tabúes sobre el género

“Tradicionalmente, la industria fue un sector preponderantemente masculino. La fijación de un cupo es una medida primaria y necesaria, pero necesitamos generar las condiciones para poder incorporar más mujeres que con su capacidad nos ayuden a crecer como gremial industrial trabajando la inclusión femenina.

La discusión tendría que partir de preguntarnos qué acciones positivas podrían crear condiciones propicias para corregir esa tendencia masculina en la industria. Creo que la innovación y las nuevas tecnologías aceleraron este debate, porque alejaron el concepto de la vieja industria del “fierrerío” y la acercaron más a las nuevas cuestiones vinculadas a la capacidad crítica, la vinculación, la negociación.

Y desde las dirigencias, tenemos que aprender a superar los estereotipos, centrarnos en las capacidades de cada persona independientemente del género y fomentar cambios en la infraestructura, creando ambientes laborales cordiales, pero fundamentalmente dando participación en los espacios de poder en los que se toman decisiones para ir derribando el techo de cristal”.

 

Por Mauro L. Muñoz