Tras una serie de políticas de restricciones a las exportaciones, en cuatro años el país resignó más de 10 millones de cabezas de ganado; todavía no se terminó de recuperar la caída del stock.

Un informe privado señala que si el mercado de la carne no se regulariza “lo antes posible” se terminará en una situación similar a la que generó la intervención del kirchnerismo en 2006. “¿Será posible desprenderse de esta carga ideológica los actuales funcionarios como para revertir esta situación?”, se pregunta el autor del reporte, Néstor Roulet, exsecretario de Agregado de Valor en el Ministerio de Agricultura, productor agropecuario y ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Ayer, la vicepresidenta Cristina Kirchner planteó: “Dicen que en realidad las vacas que se iban para afuera eran todas vacas viejas, entonces en el campo tenemos un geriátrico en lugar de producción vacuna”. Con esa línea defendió las restricciones a las exportaciones de carne.

El rodeo argentino en 2008 era de casi 58 millones de cabezas y, desde entonces, hubo un deterioro paulatino para alcanzar en 2011 un piso de 48 millones de cabezas de ganado. Las vacas –”fábricas de terneros”- pasaron de 24 millones a tan solo 20 millones, perdiendo cuatro millones de madres. En la actualidad el stock es de 53,5 millones de cabezas, de las que 22,9 millones son vacas.

La falta de rentabilidad bajó la inversión en tecnología, sanidad y alimentación en el sector de la cría y, en ese marco, cayó el nivel de destete y se dejaron de producir en tres años 2,75 millones de terneros. El piso del porcentaje se registró en 2010 (55,8%), seguido de 2009 con 58,3%. El año pasado alcanzó el 62,8%, el mejor nivel desde 2008.

El cierre parcial de las exportaciones de este año, en especial de la vaca con destino a China, trajo como consecuencia una baja en el valor del animal de rechazo entre 20% y 30%, lo que produce un aumento del costo de reposición, describe el informe. Sin reposición, cae el stock.

El alza de los costos de reposición incidirá sobre los números del resultado final de la cría, por lo que el productor tendrá que asignar menos dinero a otros rubros como sanidad y alimentación, un esquema cuyas consecuencias ya se vieron después de la intervención gubernamental anterior: se reduce el nivel de destete, planteó Roulet.

Pérdidas

La pérdida de cabezas entre el 2007 y 2011 fue de diez millones, luego la recuperación fue mucho más lenta, hoy el rodeo es de 53,51 millones de cabezas. En nueve años (2011 al 2020) se recuperó la mitad de lo destruido.

Roulet repasa que, por cada punto de aumento en el destete -con la cantidad de madres actuales- la producción de terneros crece en 240.0000 cabezas anuales. Si se hubiese mantenido ese ritmo la reposición y el aumento del destete, en seis años (con el 68% de destete) se recuperarían los otros cinco millones de cabezas perdidas.

Luego de la intervención de 2006, bajó el precio de la carne por sobreoferta del mercado interno mediante el incentivo de faenar un animal más chico mediante subsidios al feedlot, “lo que aumentó en forma considerable el nivel de faena (más animales faenados con menor peso e igual cantidad de carne). “¿Volveremos a bajar el peso de la media res?”, se pregunta Roulet.

Por Gabriela Origlia | La Nación