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Lechería: producción en caída y precios mejorando

En Marzo de 2021 el crecimiento de la producción exhibe una relativa desaceleración en relación a meses anteriores: +4,4% (nacional).

Santa Fe y Córdoba lideran el crecimientos del +4,7% y 4,5%. Buenos Aires, en tanto, exhibe un menor crecimiento (+1,8%). La Pampa exhibe un crecimiento de +1,8%. Por su parte, se contrajo la producción en Entre Rios (-0,9%) y Santiago del Estero (-6,5%).

La suba de precios nominales y reales al productor tambero durante el primer trimestre de 2021 fue clave para recomponer la ecuación económica del tambo.

En marzo’21 el productor tambero cobró $26,09 (promedio país), lo que le permitió cobrar un +1,3% en términos reales que en similar mes de 2020. Sin embargo, de momento se desconoce si alcanzará para sostener el crecimiento productivo durante 2020 y comienzos de 2021.

Un acuerdo que está en nada

Puede haber sido la sorpresa de haberse conseguido una organización tan ágil lo que en definitiva lleva al Gobierno a no poder poner en marcha algo que ya tiene acuerdo. Desde el año pasado la pandemia empezaba a impulsar la sugerencia de algunos sectores de la producción de alimentos en cuanto a disponer de alimentos indispensables a precios accesibles, mientras el resto podía seguir variando según los costos.

El encarecimiento constante del costo de vida hace que en el transcurso de este último año la selección a la hora de comprar sea mucho más específica, pero a la vez económica, en todos los niveles. Sin embargo, con los precios máximos inamovibles, los estratos más altos siguieron pagando menos por lo que hubiese tenido un precio mayor, por lo tanto, las empresas no pudieron equiparar pérdidas.

Debieron pasar muchos meses para que el Gobierno despierte a las alternativas, ante la continuidad de una situación complejísima de la pandemia y sin alternativas de poder vacunar como correspondería, para poder liberar las actividades y empezar a vislumbrar una recuperación económica y no una constante contracción, como se sigue viendo.

En este sentido, el Centro de la Industria Lechera dio el primer paso, reuniéndose con el Director Nacional de Lechería, para redondear una idea que ya venía bastante digerida. Se sumó la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, pero también la Junta Intercooperativa de Productores de Leche, para disponer algo que ya trascendió de alguna manera, que es el aporte un cuatro por ciento de la materia prima, transformada en productos, con precios sostenidos.

Los que serían casi 45 millones de litros de leche, llegarían como leche fluida en sachet, en tetra pack larga vida, como queso cremoso y dulce de leche a las góndolas para que el consumo más vulnerable se asegure el acceso a estos alimentos fundamentales.

Algo que los industriales destacan como un interesante trabajo conjunto, que con tamaño nivel de acuerdo ya debería estar definido y en marcha, parece estar olvidado en algún lugar del tramo entre el Ministerio de Agricultura y el de Economía. Habría que buscarlo en el Metrobus de Paseo Colón, o en algún cajón de la Secretaría de Comercio Interior.

La única condición que puso el sector industrial y habría aceptado Jorge Videla para redondear el acuerdo fue la baja de las retenciones a la leche que están en el nueve por ciento. El pedido es poder empezar el segundo semestre sin esa carga impositiva y así mejorar la competitividad ante los principales mercados, Brasil y Argelia. No se vende a más de cuatro mil dólares como lo hacen en Oceanía, pero con 3.500 dólares por tonelada en esta parte del mundo se está haciendo lo posible por seguir siendo competitivos en un mundo que ya despierta de la pandemia.

En un mercado que siempre estuvo abastecido, con condiciones climáticas que prometen una primavera aún mejor que la anterior, mejores reservas en los tambos de las principales provincias productoras, sumado a la necesidad constante de dólares que tiene el país, la opción más lógica sería la de activar esta alternativa de productos baratos para los consumidores nacionales y más sustentabilidad para las empresas exportadoras, teniendo en cuenta la situación económica y la necesidad de sostener a miles de empleos directos y a miles de tambos que subsisten en el país.

Ya que el Estado no está pagando los reintegros a las exportaciones, el esfuerzo por un acuerdo podría ser el primer logro que exhibiría un Gobierno aletargado en la lechería. Aunque no se logran sumar aún los 120 productos que se pretenden para esta canasta que reemplazaría a los Precios Cuidados, podrían empezar por los lácteos, pero quizá sería demasiado optimista pensar que se pueda comenzar con una iniciativa que tenga acuerdos de todas las partes y permita mover la mercadería para que también la gente se alimente.

 

Por Nicolás Torre y Elida Thiery