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Esperanza: la universidad como motor para los emprendimientos

Facundo Cuffia es investigador y docente de la UNL. A pesar de sus títulos y la profesión elegida, tomó una de las misiones de la Universidad Nacional del Litoral y, con las herramientas que esta institución le facilitó, emprendió su proyecto: quesos de pasta hilada.

En los últimos tiempos, las universidades nacionales han incorporado dentro de sus planes el fomentar el espíritu emprendedor, tanto en sus estudiantes como en los integrantes de la comunidad universitaria. De esta forma, nace el trabajo que Facundo Cuffia viene desarrollando de hace tiempo en sus investigaciones.

Según cuenta Cuffia todo comenzó con una idea en la Escuela Granja: “Si nos tenemos que remontar a los primeros antecedentes del proyecto, deberíamos mencionar al primer plantel de búfalas que se incorporó a la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja (EAGyG) de la UNL, con el objetivo de industrializar, entre otras actividades, leches finas o ‘no tradicionales’”.

“Como la leche de búfala es sinónimo de queso mozzarella -continuó-, empezamos a montar la planta piloto del Instituto de Lactología Industrial (INLAIN) con los equipos necesarios para producir quesos de pasta hilada, a través del financiamiento de diversos proyectos”.

Pero Facundo no se quedó sólo con esa idea: “Con el correr del tiempo, fuimos diversificando la producción, comenzamos a investigar aspectos relacionados a quesos de pasta hilada con leche de vaca, hasta llegar al desafío de incorporar bacterias probióticas a estos quesos”.

“Si entendemos por emprendedor a quien tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son no son fáciles o entrañan algún riesgo -dijo Facundo-, toda actividad que represente un desafío y pueda plasmarse en la generación de una idea, proceso o producto que sea de apropiación social y que contribuya al desarrollo del tejido socio-productivo de nuestra región, por supuesto que me considero emprendedor. Es un emprendimiento, ya sea dentro de un marco personal, grupal o institucional”.

La producción y su trabajo

La historia personal con este proyecto comenzó así: “Mis primeros pasos fueron en 2006, cuando gracias a un PFIP (Proyectos Federales de Innovación Productiva), a la Secretaria de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo (SVTyDP) y a la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL, concretamos la construcción de la Planta Industrial de la Escuela (Esperanza), donde gran parte de todas las ideas que luego se convirtieron en proyectos y productos tuvieron su nacimiento”.

Agrega Cuffia: “Sin el apoyo de las instituciones nada de esto se hubiese podido lograr. Debemos hacer hincapié en el apoyo de la UNL, a través de la Facultad de Ingeniería Química, la SVTyDP, la EAGyG; el Conicet a través del INLAIN, y los diferentes organismos de gobierno provinciales y nacionales que han permitido el financiamiento de las actividades”.

Emprender con tanta colaboración es el sueño de cualquier emprendedor, la constancia, perseverancia y amor por lo que uno hace, es lo que lleva a la continuidad. “Actualmente, seguimos trabajando en el desarrollo del queso fresco probiótico de pasta hilada. Si bien ya logramos obtener un producto con excelentes características, que se encuentra en vías de patentamiento, continuamos investigando nuevas cepas de bacterias probióticas que puedan incorporarse al producto y otorguen nuevos beneficios en la salud de los consumidores”, destacó.

Una aclaración importante que realizó el investigador es que los quesos que desarrollaron poseen una concentración de bacterias probióticas apropiada como para que, consumiendo 100 gramos de manera periódica, se puedan aprovechar sus propiedades funcionales. Tampoco es un queso pensado para ser usado en gastronomía, al ser pasta hilada fresca tipo fior de latte, preferentemente es para consumir sin cocción, ya que de otro modo perdería las propiedades probióticas. Es un queso muy suave que puede usarse para ensaladas o consumir como queso fresco.

Por Valeria Elías