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Trabas a las exportacion de carne: cambalache se hizo realidad

Las trabas a las exportaciones que aplica el Gobierno desde hace ocho años derivaron en que hoy valga lo mismo un kilo de lomo que uno de hamburguesa.

En el despliegue de teleconferencias del último martes, la presidenta Cristina Kirchner celebró el estreno de una nueva línea de producción de salchichas en Baradero. Si bien abundaron las mofas en las redes sociales, debido a que festejó que los argentinos comieran más salchichas, veganos y promotores de lo natural pueden alegrarse porque en verdad no hay ninguna explosión salchichera: el crecimiento de ventas de este producto es poco más que vegetativo, bastante a tono con el de la población.

Lo que sí es cierto pero no es para festejar es que la ingeniería montada por el Gobierno en los últimos años, obturando las exportaciones, ha promovido un alto consumo de carne, y en ese cambalache, es lo mismo la hamburguesa que el lomo.

El lomo es un corte cuya terneza y poca grasa se valoran en todos los mercados de cultura carnicera desarrollada. Es, por lo tanto, casi siempre el más caro, también por su escasez: un novillo puede tener entre 3 y 4 kilos de lomo entre los dos músculos. Las hamburguesas tienen más valor agregado en la industrialización, distribución y marketing, pero parten de una materia prima mucho más barata, los recortes. Además, no necesitan provenir de animales de excelencia.

Por muchos años, el precio de las hamburguesas competía en la Argentina con el del asado. Pero en los últimos años tendió a acercarse al del lomo, incluso a superarlo en ocasiones. De acuerdo con las estadísticas del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (Ipcva), en enero de 2007 (cuando comenzó a medir precios), el kilo de asado cotizaba $ 8,68; el de lomo, $ 15,07, y el de hamburguesas, 14,10 pesos.

Política antiexportadora

Casi un año antes, el Gobierno había comenzado la política antiexportadora con la carne, cuyo corte de cintas muchos fijan en marzo de 2006, cuando, tras el fracasado intento de fijar el precio de la hacienda con los productores, Néstor Kirchner vedó las exportaciones de carne de golpe y porrazo. Justo cuando todos los frigoríficos redoblaban los motores porque Alemania, principal destino de los cortes caros y el mejor pagador, organizaba el Mundial de fútbol.

Hoy, la estadística del Ipcva no sólo registra la huella de la inflación (estos valores se multiplicaron entre 7 y 8,5 veces), sino también el resultado de esa política, con el establecimiento de la paridad 1 a 1 entre el kilo de lomo y de hamburguesa: $ 107,65 y $ 107,58, respectivamente. El asado, 74,05 pesos.

¿Qué pasa, por ejemplo, en Uruguay, que del resto de los países del Cono Sur es el que tiene carne de calidad más similar a la argentina y acceso a los mismos y más mercados? Aquí vale una comparación entre los precios web de cadenas de supermercados de cada país.

En la página de Coto, el lunes pasado, la caja de 12 unidades de hamburguesas Paty (1 kilo) estaba a $ 124,29. El kilo de lomo de novillito, de $ 124,9 a 129,9. Y el de asado, $ 79,9. El mismo día, la cadena uruguaya Tienda Inglesa, la misma caja de Paty costaba $ 300, el asado de tira $ 169 y el lomo $ 627 uruguayos.

En la Argentina es complicado traducir hoy a dólares para comparar, pero, en líneas generales, se ve que mientras la hamburguesa empata el precio del lomo y supera en más de 50% al asado, en Uruguay vale la mitad del lomo y el doble del asado.

Otro ejercicio que se puede hacer es comparar los precios con el salario de cada país. Los $ 4716 del sueldo mínimo en la Argentina permiten comprar 59 kilos de asado, o 37 de lomo, o 37 de hamburguesas. Los $ 10.000 uruguayos del salario mínimo oriental alcanzan también para 59 kilos de asado, o 33 de hamburguesas, o 16 de lomo.

El uruguayo Rafael Tardáguila, director del boletín especializado internacional FaxCarne, no deja de sorprenderse por esta relación de precios en la Argentina: “La hamburguesa se hace con carne mucho más barata que el lomo: que se asemejen implica una distorsión de precios muy grande. Arriesgaría que no debe haber muchos lugares en el mundo en donde la hamburguesa tenga el mismo precio que el lomo”.

El negocio de los frigoríficos es integrar la res, es decir, colocar cada una de las muchas partes en el mercado que mejor la paga. Los importadores en la UE pagan entre US$ 19.000 y 21.000 la tonelada de lomo Hilton, dependiendo del calibre. Traducido al dólar oficial menos el 15% de retenciones, significa unos $ 150 por kilo para el frigorífico, es decir, más de lo que acá llega al público. El distribuidor o mayorista local le pagan al frigorífico entre $ 80 y 90 por kilo de lomo.

Varias veces las cámaras de frigoríficos le acercaron al Gobierno propuestas para que les permitieran exportar lo más caro sin retenciones y poder abaratar lo que no era tan interesante exportar. Una y otra vez rebotaron.

Por Alejandra Groba