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Continúa el proceso de concentración de tambos

La concentración de la producción primaria, esto es la combinación de menor cantidad de tambos con mayor cantidad de vacas y leche por tambo, es un fenómeno que sucede tanto en Argentina, como en el resto del mundo.

Se dice “concentración” porque a la vez de reducir la cantidad de tambos la cantidad de vacas/tambo va creciendo, como así también la producción de leche/tambo. Esto lleva implícito un proceso de intensificación de los sistemas productivos. En el gráfico que sigue vemos la evolución de vacas/tambo para los países seleccionados. Es interesante notar que Nueva Zelandia ha crecido en vacas/tambo a un ritmo superior al resto de los países.

Entendemos que esto se debe a que su rodeo presenta un nivel de expansión superior al resto, lo que le ha permitido tal vez, equilibrar la tendencia de desaparición de tambos a partir del 2005 año en que llegaron a un promedio de 300 vacas/tambo.

Las causas de la reducción de tambos en Argentina arranca en los años sesenta con la aparición del equipo de ordeñe automático lo que permitió a los establecimientos productores de leche terminar con el ordeñe a mano y juntar dos tambos en uno más grande. Esto redujo, a medida que se iba adoptando la tecnología, la existencia de tambos a la mitad.

En Argentina actualmente estimamos que en general hay más de 1 tambo por productor y la tendencia se mantiene vigente: la incorporación de tecnología permite trabajar con tambos más grandes.

Cuando la reducción de tambos se produce dentro de la misma empresa la cantidad de vacas suele mantenerse. Cuando ésto no sucede, alrededor del 15-20% de las vacas van a feria y el 80-85% engrosan el rodeo de otro establecimiento. La dificultad que presenta Argentina comparado con el resto de los países es que la tasa de crecimiento es negativa, con un promedio de los últimos 10 años de -0,7%, como bien lo muestra el gráfico: este es el tema clave!.

Todos los tambos necesitan aumentar su producción un +2% anualmente solo a los efectos de mantenerse en el negocio. Los tambos más chicos no cuentan muchas veces con el capital o el acceso al crédito para la compra de vacas, y en cuanto sienten no poder mantener la carrera, cierran.

Por Marcos Snyder