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Lo que el trigo dejó: el rinde, por encima del promedio de los últimos cinco años

Altos rindes en gran parte de las regiones, incluso récord o bien por encima del promedio de los últimos cinco años, salvo donde más afectaron las inundaciones, mayor uso de tecnología y productores atentos a los ataques de roya para no resignar kilos. Esos fueron, en general, los componentes de la campaña de trigo 2017/18, cuya cosecha está cerca de concluir.

En la foto general del trigo, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a nivel país se espera que la campaña cierre con 17 millones de toneladas, volumen que se ubicaría 1,2% por encima del ciclo 2016/17, marcando un nuevo récord productivo en los últimos 17 años. Sin embargo, el rinde nacional se ubicaría, con 32,2 quintales por hectárea, 1,3% por debajo de los 33,5 qq/ha del ciclo anterior, básicamente por menor producción en algunas zonas del norte y la pérdida de unas 165.000 hectáreas, entre otras cuestiones por las inundaciones.
Pese a que el rinde nacional del cereal tendría una leve baja respecto de la última campaña, quedaría no obstante por encima del promedio de los últimos cinco años, que daba 30 quintales por hectárea.

Hay zonas donde los rindes realmente fueron sorprendentes

“Los núcleos norte y sur registraron otra campaña con excelentes rendimientos que promediaron los 43,6 qq/ha y 44,9 qq/ha, respectivamente, ubicándose en los registros en el segundo lugar de los mejores rindes de los últimos 17 años, siendo superados únicamente por los de la campaña 2010/11”, contó Gonzalo Hermida, de la Bolsa de Cereales porteña. En el sur de Córdoba, pese a un escenario complicado para la siembra se “logró un rendimiento de 34,1 qq/ha que fue récord de las últimas once campañas, superando en un 34% el rendimiento promedio de los últimos cinco años (25,4 qq/ha)”, precisó Hermida.

En el sudeste bonaerense, en tanto, si bien falta cosechar el 10% de la superficie el rinde medio superaría en 7,5 qq/ha al de la campaña 2016/17. “En localidades como Lobería, Quequén, Mar del Plata y Tres Arroyos se relevaron rendimientos desde 40 qq/ha hasta 55 qq/ha, aunque los picos de producción alcanzaron los 60 qq/ha en Orense”, precisó el experto de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Hermida aclaró que también se registraron menores productividades en lotes tardíos debido a los excesos hídricos que provocaron un menor desarrollo vegetativo y a las heladas registradas en noviembre, que impactaron sobre el llenado de grano.

Según el asesor Julio Lieutier, para la zona comprendida entre Rojas, Junín, Chacabuco, Chivilcoy y Carmen de Areco, el rinde promedio aproximado se ubicó este ciclo en 5100 kilos por hectárea, un 6% más que el ciclo pasado. En esa región hubo rindes sobresalientes de 6300 a 6800 kilos por hectárea, pero también de 3000 a 4000 kilos por los excesos hídricos en otoño-invierno y la pérdida de área.

“Las condiciones de octubre y noviembre fueron muy favorables para el llenado de grano, con alta insolación, condiciones secas y temperaturas frescas. Claramente esto fue lo que impactó en el rinde. Además, como segunda causa del alto rendimiento, el cultivo tuvo una fertilización más intensa en fósforo y, sobre todo en nitrógeno, en aplicaciones divididas en muchos casos, apalancadas por una buena relación insumo/producto”, explicó Lieutier.

El experto destacó que, en general, hubo una política de anticipación en el control de enfermedades -las condiciones húmedas de agosto y septiembre con presencia de rocíos intensos y la alta humedad relativa favorecieron explosiones de roya estriada- y quienes siguieron ese camino pudieron asegurar altos rendimientos.

“Quienes dejaron pasar el umbral de control y actuaron tardíamente sufrieron importantes mermas de producción”, remarcó.

Pablo Bressa, asesor, realizó un análisis de los rindes para el norte bonaerense, incluyendo a 100 kilómetros de Pergamino, a 50 km de Junín y 90 km de Venado Tuerto, que conforma la región de influencia del CREA General Arenales. Al respecto, señaló que el promedio general del rinde fue similar al del año pasado, con alrededor de 5500 a 5700 kilos.

Subrayó que, si bien hubo muy buenos rendimientos (de hecho algunas variedades llegaron a 7500 kilos), la calidad no obstante allí fue “muy floja”.

“La baja calidad, además del alto rinde (por la relación inversa entre ambos factores según sostuvo), fue producto de un invierno muy lluvioso que ha generado lavado de nitrógeno, que es la materia prima para la construcción de la proteína”, explicó Bressa.

¿Y cómo quedaron los números del cultivo en materia de resultados económicos? Para Lieutier, si bien los márgenes logrados no están cerrados todavía, “seguramente” serán “levemente” superiores a los de la campaña pasada medidos en dólares.

En está línea, Bressa por su parte detalló que, para la región que analizó, el resultado económico a valor de cosecha, con 55 quintales de rinde y un precio neto de US$ 135, pagando costos de producción y la mitad del alquiler, es de aproximadamente 120 a 150 dólares por hectárea. Esto dependiendo de la distancia a los puertos y el valor del alquiler, que para esa zona es de 16 a 17 quintales de soja por hectárea.

Por Fernando Bertello