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Crisis tambera: En los últimos dos años cerraron más del 25% de los tambos en Santa Fe

El precio del maíz, el aumento del dólar y del combustible, la falta de financiación y una deficiente infraestructura incapaz de amortiguar las contingencias climáticas generaron el combo perfecto que dejó sin rentabilidad a la actividad.

“Estamos atravesando una situación desesperante” describió Daniel Oggero, productor lechero de la zona de Rafaela, una de las principales cuencas del mundo que, prácticamente, ve desaparecer un tambo por día.

Sin contar aún con los datos actualizados del 2018, que se obtienen de los registros de las campañas de vacunación contra la fiebre Aftosa, la radiografía que arroja la producción de leche en la provincia de Santa Fe es alarmante.

Desde el 2015 hasta el 2017 se perdieron, según números oficiales de la Secretaría de Lechería de la provincia, más de 600 tambos. De los 4.276 establecimientos registrados en el año 2015 quedaron en pié 3.667, una reducción del 25 por ciento.

En las próximas semanas se terminarán de procesar los datos de la primera campaña de este año y creen que el panorama será más que desalentador ya que la actualización de los números reflejarán las consecuencias de la devaluación y el aumento de los costos.

“Las urgencias son ya” expresó Roberto Tión, secretario de Lechería de Santa Fe quien explicó que, como se está advirtiendo en otras ramas de la producción, aumentaron considerablemente los cheques rebotados.

Es que los números hablan por sí solos: mientras el costo de producción de leche fluida ronda los nueve pesos por litro, la industria le paga a los productores 6,20 “estamos 30 por ciento atrás para salir derecho” sostuvo Daniel Oggero.

La disparada del precio del maíz impactó de lleno en los costes de los productores que de 1.900 pesos la tonelada pasaron a pagar 4.500 en menos de cinco meses.

“Con la venta de cuarenta terneros compraba cuatro camiones de maíz. Hoy no llego a uno y medio” ejemplificó Oggero con absoluta simpleza que a veces es tan necesaria para comprender la manera en que el mercado afecta la cotidianeidad del común de la población.

A esto se le suman los tarifazos en la energía eléctrica -que es un insumo fundamental en la actividad- y el precio de los combustibles. Tampoco el financiamiento a tasas de alrededor del 30 por ciento es una opción viable para los productores que ya contrajeron deudas a futuro. “Hay catarata de cheques devueltos” confirmó Oggero.

En rigor, la producción lechera se viene resintiendo hace tiempo. En la década de los 90 hubo una disminución estructural de los 25 mil establecimientos que se contabilizaban por entonces. Nunca se logró recuperar totalmente y la crisis recrudeció en los últimos años del gobierno de Cristina. La acelerada devaluación de las últimas semanas profundizó la caída.

Desde Agroindustria nacional, la respuesta no fue alentadora: “hay que esperar a que el mercado se normalice” palabas más, palabras menos les expresó Alejandro Sanmartino, el subsecretario de lechería, la semana pasada en Buenos Aires donde asistieron representantes de distintos sectores del campo y funcionarios de varias provincias.

Las perspectivas del gobierno nacional para revertir la situación del sector están puestas en la próxima exportación de leche en polvo durante la primavera. Todo indica que los buenos precios internacionales se mantendrán -3.200 dólares la tonelada- y podrá traer alivio a los productores.

Sin embargo, en la Secretaría de lechería de la provincia recuerdan que por ley no puede desabastecerse el mercado interno. Por lo tanto, si no se los auxilia de manera urgente, los tambos seguirán cerrando, la producción continuará disminuyendo y el cupo exportable será menor.

Fuente: La Politica Online