Campo

El trigo viene con márgenes más finos

La rotación con la soja exhibe una menor ganancia que el año pasado. En campo alquilado, la secuencia agrícola podría llegar a dar pérdida en los departamentos más alejados del puerto.

El trigo es el principal cultivo que se siembra en Argentina durante la denominada campaña fina. Y como si fuera un juego de palabras, en el ciclo 2019/20 que acaba de arrancar, los productores estarán obligados a sacarle punta al lápiz y trazar números “finos” a la hora de proyectar la siembra.

La oleaginosa es el ancla que puede acarrear pérdidas al proyectar la campaña completa: los departamentos de Córdoba más alejados del puerto ya asoman con números “en rojo”, en el caso de un planteo de rotación trigo-soja en campo alquilado.

Según el economista Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba, el primer guarismo que afina los cálculos para el trigo es el precio a cosecha: se redujo de 200 a 167 dólares por tonelada. Debido a eso, la relación insumo-producto se deterioró 15 por ciento.

De todos modos, tanto la cotización como el poder de compra del cereal están por encima del promedio de la última década. “Desde el punto de vista económico, hay condiciones favorables para el cultivo”, manifestó Agusto.

Salvo en Tulumba, en todos los departamentos la estimación de margen bruto es positiva. El promedio provincial se ubica en 110 dólares por hectárea, 10 por ciento por encima de los 100 dólares que dejó la temporada 2018. “Aunque el precio es menor, se esperan rindes superiores a los del año pasado y por eso la ecuación mejora levemente”, explicó el economista.

El problema surge cuando a la calculadora se suma la soja de segunda. En campo propio, el informe indica que esta rotación dejaría un margen de 317 dólares al cerrar el ejercicio 2019/20, 42 por ciento por debajo de los 546 dólares de la última campaña. En campo arrendado, el achique es significativo: 72 por ciento, de 332 dólares a 94 dólares. Y con cinco departamentos donde se perdería dinero: Tercero Arriba, Santa María, Totoral, Tulumba y Río Seco, según los números de la entidad bursátil.

“Esta campaña, los números de la rotación cerraron fundamentalmente por los rindes extraordinarios de la soja de segunda. Con los precios actuales, si los rendimientos fueran normales, la oleaginosa no daría ganancias en buena parte de la provincia. Para el próximo ciclo estamos proyectando cifras promedio y eso incide en el resultado final”, aclaró Agusto.

Zona núcleo

Para el economista Carlos Ghida Daza, del Inta Marcos Juárez, otro aspecto a tener en cuenta es “la actual restricción financiera, en la que es adecuado pensar la posibilidad de autofinanciamiento que brinda el doble cultivo”.

“La siembra de trigo otorgaría un uso eficiente al capital y contribuiría a la sostenibilidad de la empresa rural en este contexto incierto”, valoró.

En la zona núcleo, según una “hoja informativa” elaborada por Ghida Daza, implantar una hectárea con un manejo tecnológico promedio costará 6.997,6 pesos entre labores, semillas y agroquímicos, 95 por ciento más que un año atrás. Esta actualización es superior a la que tuvo el precio: 81 por ciento.

La estimación para esta región es un margen bruto de 7.216 pesos por hectárea en campo propio, 80 por ciento superior a los 4.009 pesos proyectados un año atrás.

“En el caso del productor que alquila la tierra, se muestra un resultado positivo a partir de rindes de 28 quintales por hectárea. Esto otorga cierta seguridad para el cereal realizado en condiciones de alquiler ya que, a partir de un rinde 26 por ciento menor al promedio zonal, ya se obtienen márgenes positivos”, resumió.

En esta parte del país, la combinación con soja no sólo es rentable sino el mejor negocio: en conjunto, suman un margen bruto esperado de 29.854 pesos por hectárea, superior a los 29.256 pesos del maíz.

Centro-norte

Lejos del puerto es donde asoman las dudas por el lado económico, pero sin frenar las intenciones de siembra. Según Diego López, responsable técnico de la regional Córdoba Norte de Crea, el área triguera crecerá en esa zona de 6.000 hectáreas en el ciclo anterior a entre 9.000 y 10 mil en el actual.

“Lo que juega a favor del trigo por ahí no es tanto el precio, sino los servicios que presta, fundamentalmente para frenar malezas y mantener el suelo vivo. El productor es consciente de que si no rinde en grano, lo puede secar, dejarlo como cobertura y que haga un aporte agronómico”, comentó.

De cualquier manera, confió en que la 2019/20 puede ser una buena campaña para el trigo en la zona, gracias al aporte de lluvias. “Estamos relevando reservas cercanas a 200 milímetros en los primeros dos metros de suelo. Eso, aun cuando no caiga más agua el resto del invierno, te garantiza al menos entre 22 y 25 quintales de rendimiento”, evaluó López.

Por Favio Ré