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Cómo aplicar la bioeconomía para ser exitoso: el caso exitoso de una empresa esperancina

Desde Nación también destacaron el caso de Yeruvá. Radicada en la ciudad de Esperanza, utiliza la sangre bovina y porcina proveniente de la faena de animales en frigoríficos para generar productos de alto valor proteico que colocan en una veintena de plazas internacionales.

 

El concepto de la bioeconomía viene penetrando fuerte en la agenda productiva nacional. La provincia de Santa Fe está lejos de ser la excepción, pues se trata de uno de los distritos que más activamente lo viene incorporando, con varias empresas que en el último tiempo lo incorporaron en sus procesos productivos.

Además de las firmas vinculadas al crushing, desde el gobierno nacional destacaron los casos de Bioceres, Yeruvá, Conecar Ganadera, Tanoni Hermanos y Adecoagro. A ellos deben sumarse también las empresas vinculadas a la generación de energía a partir de elementos biológicos, como Seeds Energy Group y Biomasa Venado SA, ambas enclavadas en el polo semillero del sur provincial.

“Argentina da muchas posibilidades porque tiene regiones muy diversas, lo que da lugar a oportunidad muy distintas. En la zona centro la fuerte actividad agropecuaria que allí se desarrolla es un claro ejemplo de ello”, mencionó en su última visita Pablo Nardone, integrante del equipo de la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación.

A esa característica natural debe sumarse el fuerte impulso que viene teniendo el sector científico tecnológico, con un polo de innovación vinculado a la agroindustria que tiene en la ciudad de Rosario un centro de referencia. Varias de estas firmas funcionan en el predio lindero a la Ciudad Universitaria de Rosario (CUR), en constante interrelación también con los diferentes institutos de la regional del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Ténicas (CONICET).

Esta conjunción -que bien puede entenderse bajo el paraguas del famoso “Triángulo de Sábato” en donde Estado, ciencia y empresas trabajan codo a codo en un gran círculo virtuoso- es lo que determina sin dudas que Santa Fe sea una de las grandes impulsoras del nuevo paradigma.

Los casos

La bioeconomía puede entenderse como un sistema de creación de valor sustentable y altamente eficiente, logrado con la utilización de recursos biológicos renovables. Que mejor ejemplo entonces que el de Bioceres, la firma encargada de impulsar la semilla resistente a la sequía.

El revolucionario desarrollo no hubiera sido posible sin la previa visión estratégica de los responsables de la empresa, que se unieron al Conicet para dar luz al Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear), que cuenta con las plataformas de biotecnología más avanzadas de Latinoamérica.

Tal vez el de Bioceres sea el ejemplo de máxima, pero hay otros desperdigados por la bota que también vale la pena reseñar. Uno es el de Conecar Ganadera, firma con más de 30 años en el sector y que actualmente opera un rodeo superior a los 10.000 animales. Su presidente, Roberto Guercetti, se ha definido varias veces como un optimista de la “nueva ganadería”.

“El agricultor produce cereales y oleaginosas que la industria convierte en harinas, aceites, alcohol y subproductos. Los corrales de Conecar Ganadera, convierten los subproductos en carne para consumo interno y exportación, nuevamente materia prima para que la industria frigorífica transforme en alimentos elaborados. Y la rueda sigue girando porque el guano de los corrales se transforma en biofertilizante que vuelve a la tierra para que el agricultor inicie nuevamente el ciclo”, explicó el CEO de la empresa radicada en Carcarañá.

Este año Conecar finalizó un estudio de factibilidad técnica y económica para la construcción de una planta de biogás, que en una primera etapa contempla el tratamiento de los residuos de 5.000 cabezas, para luego poder escalar al 100% del rodeo. Por ahora el proyecto está en stand by hasta que se resuelva la ingeniera financiera del mismo.

Donde sí se pudo avanzar con la ejecución del biodigestor fue en Christophersen, al sur de Santa Fe. Allí la firma Adecoagro logró cerrar uno de los últimos eslabones de un modelo de integración vertical exitoso en la industria láctea. El implemento le permite generar energía y biofertilizantes que se reutilizan para los cultivos, desde donde se extrae el alimento del que se nutren las vacas.

A pocos kilómetros de allí, en el entorno de la ciudad de Venado Tuerto, se emplazan otros dos casos de éxito de la bioeconomía: se trata de Seeds Energy Group y Biomasa Venado SA. En ambos se trata de proyectos vinculados a energía renovable a partir de biomasa, en una zona donde operan las principales firmas semilleras del país, que aportarán el insumo principal para el proceso productivo.

Desde Nación también destacaron el caso de Yeruvá. Radicada en la ciudad de Esperanza, utiliza la sangre bovina y porcina proveniente de la faena de animales en frigoríficos para generar productos de alto valor proteico que colocan en una veintena de plazas internacionales.

Por Juan Chiummiento