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Lechería: Para el día que se pague por calidad, rodeos cruza

Los rodeos cruza se presentan como alternativa para tener mayor cantidad de sólidos en la leche, algo que aún no se paga como bonificación desde las industrias, pero que permite más diversidad en el tambo.

El tambo en Argentina permite tener múltiples estrategias de manejo, en climas diversos, pero también con variedad de rodeos. De esto se habló ayer martes en el INTA Rafaela, en un encuentro con el que se celebraron los 20 años de trabajo de la Unidad de Producción de Leche Intensiva.
Si bien el Holando Argentino tiñe de blanco y negro al origen mayoritario de la leche, existe una alternativa más específica para la producción que son las razas lecheras que pueden aportar características más orientadas a cada necesidad productiva y que terminan conformando lo que se conoce como rodeos cruza.
Llamativamente parece que este tambo rafaelino se cerrará en próximos meses por decisión de la Dirección de la Experimental, lejos esto de responder a la crisis económica, a la lechera, sino por una falta de proyección en lo que significa un trabajo técnico único en el país, agroecológico y que tuvo en la charla la demostración del interés de productores y profesionales en el tema. Además tendría el impacto mayúsculo de cerrar una explotación y que depende del estado nacional.
Con el sello de las iniciativas rafaelinas, donde la interacción público-privada es fundamental, fue en el año 2000 que INTA y los tambos Las Taperitas de la familia Williner, salieron a buscar algún ejemplar de jersey para poder probar la producción de la raza y luego avanzar en cruzas con Holando. Consiguieron ejemplares con genética neozelandesa de la ciudad de Esperanza y con el tiempo sumaron de origen canadiense.
Fue Javier Baudracco de la UNL el que más avanzó en el detalle técnico del rodeo y generó parámetros que aún hoy se utilizan para comparabilidad, teniendo en cuenta que el 23 por ciento del la lechería nacional no tiene origen Holando.
Eduardo Comerón del INTA Rafaela comentó que “se hicieron evaluaciones de razas, rodeos mixtos, durante el período estival, con caracterización de materia prima y de productos lácteos y lo que se demuestra es que la jersey como el resto de las vacas, si come bien produce mejor”, a manera de desmitificación para quienes conociéndolas poco creen que es la raza que puede salvar una explotación. De todas maneras, si la administración, el manejo y la infraestructura de un tambo no es adecuada, no hay animal que pueda revertir los comportamientos negativos y los comportamientos preexistentes de la empresa.
A favor y en contra
“No hay que ver a la Jersey como una vaca que sólo produce con más calidad”, en alusión a una mayor composición de sólidos en la materia prima.
En la comparación de Holando, Jersey y la cruza de ambas razas, no hubo diferencias en los casos de mastitis, sí una tendencia a menor cantidad de problemas podales, más facilidad en la preñez y el parto entre Jersey y cruza, pero con mayor porcentaje de vacas caídas después del parto. También representan más competitividad en el pastoreo por una mayor conversión alimenticia, pero menor producción de carne.
Sin embargo los técnicos y cualquier asesor coincide que “mientras la industria no pague bonificaciones por calidad a los productores quizá no les convenga tener más sólidos en menos litros”. Esta puede ser la clave por la que no avanzó con más agilidad la adopción de la raza Jersey o las cruzas en los tambos a nivel general.
Dinero y leche
Milba Vera es especialista en genética y fue muy concreta al remarcar que “este es un negocio en el que vendemos leche”, por lo tanto a la hora de elegir una pajuela para inseminar “no hay que mirar con racionalidad, sino con los parámetros genéticos”. Su recomendación es la de elegir toros con 70 por ciento de confiabilidad, para que en la mezcla de genética sea menor el margen de error y se pueda repetir en la siguiente generación una mayor parte del comportamiento, mejorando los resultados.
Para orientarse en esto el INTA Rafaela tiene una rutina informática disponible para hacer los cálculos genéticos que permiten evaluar rodeos existentes y proyectar inversiones futuras.
Con partos bi-estacionales, el tambo cruza del INTA produjo en el último año 1.437.971 litros, con una producción individual 21,5  litros, con una carga de 2,44 animales por hectárea y un ingreso neto de 21.027 pesos por hectárea.
Superando mitos como el de la mayor resistencia a las altas temperaturas, son muchos los productores que hoy ya entienden las ventajas de emplear cruzas.
Producción por hectárea
Pero para poder avanzar y ser progresivamente efectivo, Mariela Pece indicó que “hay que analizar bien la gestión de cada sistema y a partir de ello se podrá entender si hay algo que resolver con la cruza”.
En concreto, tiene que pensar en esta adaptación de los rodeos un productor que “prioriza la producción por hectárea y no la individual; y cuando tiene un sistema que se basa en el uso de pasturas. En esa ocasión las cruzas son una alternativa”.
Lo que la Ingeniera Pece explicó es que en las actuales condiciones de pago por litro esta manera de trabajar en el tambo sería ideal para quienes procesan su propia leche. “Hay ejemplos en Santa Fe de tambos que producen quesos y necesitan una determinada cantidad de sólidos en la leche. Para eso es ideal contar con un rodeo cruza”.
Asegurarse que la producción de más grasa y proteína retorne en dinero o en productos lácteos es esencial para racionalizar la adopción de esta alternativa. Quizá la vigencia de un contrato para asegurarse precio y calidades ayude a quien ya lo medita y no se anima a exigir algo más a la empresa a la que entrega la materia prima.
“De todas maneras, siempre hay que asegurarse que a los animales hay que darles determinadas condiciones de confort  y bienestar, para que a partir de ahí se pueda empezar a trabajar en cruzas entre razas distintas, e incluso dentro de una misma pero con líneas que tengan características totalmente distintas”.
Por Elida Thiery