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Lechería: tras una extensa negociación, el gremio, la industria y las pymes llegaron a un acuerdo y se evitó el paro

La reunión fue muy larga, tuvo en vilo al sector toda la tarde y la noche.

Pandemia mezclada con conflicto sindical dan como resultado a una cadena lechera convulsionada por meses y que en los primeros minutos de este miércoles encontró la formalidad al firmarse el acta paritaria.

Un conflicto que derivó en la convocatoria para discutir los salarios, se llega a concretar en medio de otra medida de fuerza, otro paro que puso en riesgo a la producción de lácteos y a la materia prima, a un gremio que no se presentó a negociar hace siete días y que esta semana retomó el tironeo, que siempre tuvo como eje al financiamiento del gremio.

Fueron muchas horas de debate, que se continuaban desde el lunes pasado, hecho que nunca se enfocó en mejorar el salario mensual de los trabajadores, porque eso estaba ya acordado desde el pasado viernes 14 y sólo se hicieron pequeños ajustes. Después llegaría la presión, bonos para los trabajadores y para el sindicato o paros y medidas de fuerza doblegarían a las empresas, fueron dos inicialmente las que cedieron, se dice que algunas más en esta semana, las que ahora deberán ver como arreglan el desfasaje de números que se les presentarán.

Las posiciones fueron sólidas, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) quería dinero directo, mientras que el Centro de la Industria Lechera (CIL) y la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL) sabían que no podían ceder en todo y como un bloque lograron recortar la ambición y evitar un nuevo paro que se prometía “a gran escala y sin tregua” en una nota firmada por el secretario general Héctor Ponce y dirigida a los trabajadores.

La reunión fue muy larga, tuvo en vilo al sector toda la tarde y la noche, con la ansiedad que se siente en los resultados de un partido de futbol importante, en unas elecciones presidenciales o cualquier evento que se sienta como decisorio entre la calma y la agitación.

La situación del Ministerio de Trabajo fue compleja, debatiendo una interna política dentro del propio oficialismo nacional, en momentos de debilidades políticas que ya son inocultables.

El acta fue lo último del encuentro, porque hasta que se sellara el acuerdo pasaron horas de tirantez donde el gremio dejó siempre en claro su interés de disponer de fondos, ya sin acordarse de la supuesta urgencia por la salud, la relevancia de la familia trabajadora y demás frases hechas que siempre sirven como escudo ante la convocatoria a los conflictos donde la mayoría de los trabajadores no acuerda en cumplir, pero no pueden excluirse de la adhesión.

De los bonos para la Obra Social para el Personal de la Industria Lechera nada quedó y finalmente la composición de la paritaria termina recomponiendo el salario de los trabajadores frente a una inflación abrumadora.

Tal como se había estipulado se acordó un aumento de 13,6 por ciento para los empleados a partir de julio, por única vez para agosto y septiembre se subirá el salario cuatro por ciento, respecto del básico conformado desde julio. Para octubre y noviembre se subirá ocho por ciento el salario de forma remunerativa sobre el básico de julio y para diciembre el alza será del 12 por ciento respecto al mes de julio, consiguiéndose igual porcentaje para enero de 2021.

También los trabajadores recibirán un pago no remunerativo y por única vez de 12.000 pesos en cuatro cuotas.Tal como se dijo, lejos de todo el discurso de la urgencia sanitaria, Atilra consiguió un aporte de 12.000 pesos, en seis cuotas, para asegurar su financiamiento y funcionamiento, menos de lo pretendido y que deberá sustentar entonces también a la obra social.

El agobio de la jornada extensa incluyó a industriales intentando organizar alterantivas para poder conservar a la materia prima por varios días si el paro se efectivizaba, a tamberos sacando cuentas de las pérdidas que venían por delante y en un año sin poder siquiera estar cerca de la inflación; y al comercio aguardando por la complicaciones de provisión, sobre todo en grandes centros urbanos.

La lechería dio anoche una gran batalla, consiguió en la contienda un resultado que no es justo, pero que al menos redujo los daños en todos sus eslabones y que no arrojará perdedores, siempre y cuando no aparezcan sorpresas basadas en nuevos afanes que vuelvan a sembrar incertidumbre en un sector que a pesar de ser esencial y no haberse detenido, no pudo esquivar el golpe de esta crisis multiplicada con el aislamiento y la cuarentena, detrás de la pandemia.

 

Por Elida Thiery | Agrofy News