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La lechería Argentina: de mercado interno y nada competitivos para exportar

“No crecemos, somos una lechería de mercado interno y no somos competitivos para exportar”, se lamento de Matías Peluffo, tambero de la cuenca oeste.

Matias Peluffo es un joven y metedor productor lechero de Trenque Lauquen, al oeste de Buenos Aires. Comprometido con sus pares, preside la Cámara de productores de leche de la cuenca oeste de Buenos Aires (Caprolecoba), que abarca unos 28 distritos.

Peluffo coincide en lo evidente: la lechería argentina está estancada en su producción y no es competitiva para exportar por diversas ineficiencias que se dan en la cadena y que terminan dando como resultado un producto caro y malo.

“No crecemos. Somos una lechería de mercado interno y no somos competitivos para exportar. Entonces, cada vez que superamos la producción interna tenemos problemas, y si a eso aumentamos más la producción y baja el precio internacional, se genera una crisis más profunda”, dijo Peluffo.

Tienen una mirada lúcida sobre las responsabilidades compartidas en esta crisis. No le hecha la culpa solo al gobierno de lo que sucede. “Hay responsabilidad compartida con el Estado. Nuestra cadena láctea está mal organizada, no está preparada para exportar, y si bien hay algunas industrias exportadoras, estas pierden competitividad a nivel país o bien se concentran más en el mercado interno”.

“Estamos siempre apretados y cada vez que sobra algo de leche se nos complica. Y ahora además tenemos retenciones, del 9% en la leche en polvo y del 5% en los quesos. Todo esto hace que el panorama sea más complejo. Hay gran parte del costo país, pero también una desorganización en la cadena”, evaluó el productor lechero.

Peluffo deja claro que el productor siempre es el eslabón de la cadena que sufre más estas distorsiones. “De la disputa que hubo hace poco entre la industria y el gremio Atilra, uno puede deducir que el gremio está mejor organizado que los productores a la hora de discutir con la industria. El Estado también es más fuerte que los productores al momento de negociar una suba de impuestos a la cadena”, compara.

-¿Y cómo se sale de esta trampa de tener siempre al sector primario como la variable de ajuste?

-Los tamberos deberíamos convertirnos en empresarios; tenemos que ser dueños de nuestro destino y negociar tanto con la industria como con el Gobierno. Además, la cadena láctea debería salir a discutir de forma unida con el Gobierno. Los privados deberían organizarse antes de pedirle reglas claras al Gobierno.

-¿Hay que reclamarle al gobierno que intervenga en el proceso de formación de precios?

-No creemos que el Gobierno tenga la capacidad de lograr un precio justo por la leche. Es más fácil que lo logren los privados en su interacción, que el hecho de definirlo en una mesa de concertación que no tiene elementos.

Peluffo agregó que, a partir de la normalización de la Dirección Nacional de Lechería, “hay una pequeña línea de continuidad. Desde antes de Arturo Videla que buscábamos lograr una liquidación única, la cual ya existe. Hay un marco fiscal electrónico, mensual y obligatorio, y se evolucionó también a través del SIGLeA (Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina). Por eso creo que hay que seguir mejorando ese esquema”.

“El SIGLeA viene bien rumbeado y tiene buenos fundamentos, como por ejemplo, que la industria tiene que decir con anticipación cómo va a pagar, y que el productor sepa cómo y cuándo va a cobrar su leche previo a la entrega de la misma”, remarcó el presidente de Caprolecoba.

Peluffo coincide que lo que se necesita ahora es avanzar en el sistema de pagos de la leche por calidad. “Esperamos que Videla tenga recursos para trabajar seriamente, porque para pagar la leche por calidad necesitás más muestras y más laboratorios, y a su vez estos deben ser auditados de modo profesional”, advirtió. Recordó además que “en esto había comenzado a trabajar el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) como auditor de laboratorios”.

-¿Entonces vos no coincidís que no hay mercado y se debe empezar todo de nuevo?

-Decir que no hay mercado, y que la única manera es fijando el precio desde el Estado, es no valorar nada de lo que se hizo. Para poder construir con el otro tenés que reconocer al otro. No podés construir en conjunto si ni siquiera reconocés al otro.

-¿Qué es lo que perdemos si se prolonga esta situación de estancamiento de la producción lechera?

-Yendo a lo humano, perdés tamberos y las generaciones de abajo no toman la posta y así terminás teniendo una lecheria del mismo tamaño, donde se producen siempre 10 mil millones de litros, y los que crecen, crecen a costa de los demás. Nos repartimos una torta que no crece, y es triste. Hay gente que tiene oficio en esto, pero cuando se llega a la parte comercial, sectorial, de impuestos, de falta de infraestructura y de no saber negociar con la industria, terminamos quedando fuera de la cancha.

La ganadería y el tambo son para Peluffo, como pequeñas joyas que todos deberíamos cuidar. Criar animales, afirma, es “un arte que se va aprendiendo a través de las generaciones, y lo que tienen de apasionante y complejo es que se interactúa con el ambiente y producción vegetal con un animal arriba y con todo un equipo de gente. Por eso, por no tener un contexto estable, se pierden gente y conocimiento”.

-¿No alcanzan los buenos ejemplos?

-Hay casos exitosos, los ves en la gente de la cooperativa Lehmann, pero hay más gente saliendo del negocio, y si no se mejora el contexto, será más gente la que salga que la que entre. Tenemos la capacidad de agrandar la torta. Lo que pasa es que arrancamos con la leche más barata del mundo, que ya en tranquera, por falta de infraestructura, empieza a sumar costos, y más la carga impositiva, terminamos con un producto caro y malo para exportar. Ya no hay más escapatoria Hay que mejorar la competitividad a nivel país.

 

Por Julia Luzuriaga | Bichos de Campo