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Historia sin fin: Para “liberar” la vaca conserva creará otro cupo y estirará el cepo hasta fin de año

Desde que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner volvió a meter mano en el negocio de la exportación de carne, en mayo pasado, la Mesa de Enlace expresó su rechazo a esa intervención en los mercados y reclamó a las autoridades el final de ese cepo. Pero el Poder Ejecutivo, en vez de cumplir con ese reclamo y de aflojar la cincha, fue endureciendo cada vez más las cosas hasta perpetuar los controles hasta fin de año.

Las trabas a la carne comenzaron en mayo. Luego, en junio, se formalizó el cepo exportador, con la creación de un sistema de cupos por frigoríficos que tendrían fecha de vencimiento el 31 de agosto: unas 60 empresas (pero en especial las 20 que forman el Consorcio ABC) iban a poder exportar 27 mil toneladas de carne por mes. Llegó el final de agosto y nada de lo prometido sucedió: la prohibición de exportar libremente se estiró hasta el 31 de octubre.

Es decir que todo fue empeorando.

Solo hubo un alivio en el medio: a fin de agosto se creó una cuota adicional de 3.500 toneladas mensuales para la carne kosher destinada a Israel. Esto se hizo básicamente para enfrentar los reclamos de ese país. Pero ya no había un único sistema de cuotas sino dos.

En medio sucedió la gran derrota del oficialismo en las elecciones primarias. Los gobernadores, que hasta ese momento callaban, comenzaron a inquietarse por recuperar votos en el medio rural. A nivel nacional, el Gabinete se renovó y en el Ministerio de Agricultura recaló el abogado bonaerense Julián Domínguez, quien de inmediato metió mano para corregir la situación.

Parecía, por su entusiasmo, que lo lograría. El martes 28 de septiembre se reunió con dos ministros (incluido el nuevo jefe de gabinete Juan Manzur), cinco gobernadores y los cuatro dirigentes rurales de la Mesa de Enlace. Y allí prometió una liberación total de las exportaciones de carne de vaca vieja o conserva o manufactura (categorías E y D) destinada para China.

 

El acta que se firmó en ese momento con los agropecuarios era concluyente en este punto, pues decía que se iba a producir la “apertura vaca china sin cupo en forma inmediata”. Un éxito total, bombo, redoblante y platillos.

Domínguez, en una reunión inmediata con los periodistas, ratificó que esa era la decisión que iba a tomarse. Y que la liberación de las exportaciones de carne proveniente de esa categoría regiría no solo para unas 140 mil vacas categoría D y E que el gobierno estimaba seguían vivas en los campos sino también para unas 50 mil toneladas de carne que los frigoríficos habían acumulado en sus cámaras, como stock. Bichos de Campo lo escuchó. El ministro no puede ahora negar que dijo lo que dijo.

Pasaron los días y quedó claro que no llegaría la solución reclamada por los dirigentes rurales y prometida por el flamante funcionario. Habrá que esperar a leer la resolución (que podría ahora sí suceder el martes). Pero hasta aquí todo parece indicar que el gobierno volverá a cagar a los productores ganaderos. Y esta vez con complicidad de los gobernadores. ¿Por qué?

  • Porque en vez de desmantelar las cuotas se establecerán nuevas cupos.
  • Y porque ya se da por descontado que las restricciones exportadoras que deberían vencer el 31 de octubre se extenderán por lo menos hasta el 31 de diciembre.

Es triste pero real: Antes de que el ministro Domínguez irrumpiera en la escena, la cadena de ganados y carnes tenía un escenario X (el sistema de cupos vencería el 31 de octubre) y a partir de la resolución tendrá uno peor (el sistema se extenderá al menos hasta el 31 de diciembre y incluirá la creación de un nuevo cupo de exportación).

Jorge Solmi, el secretario de Agricultura y segundo de Domínguez en ese ministerio, este sábado adelantó en declaraciones radiales algunos detalles de la resolución que se publicaría el martes:

  • Primer retroceso: En principio, explicó que la apertura de las exportaciones de vaca conserva a China solo incluirán a la carne de las vacas viejas que siguen en pie en los campos y que el gobierno (no se conoce de qué modo ni en base a qué datos) estimó en 140 mil ejemplares. Es decir que ya desde el vamos se excluirá de la liberación al stock de carne que ya está faenada y congelada en los frigoríficos.
  • Segundo retroceso: Añadió el funcionario que esas 140 mil vacas (que al dividirse por un coeficiente de 6.5 definen un volumen de carne a exportar de 21.538 toneladas) podrán ser exportadas desde que se conozca la nueva resolución y hasta fin de año. Esto, en los hechos, es la confirmación de que el cepo a la carne que debería vencer el 31 de octubre se estirará hasta el 31 de diciembre. Este escenario ya había sido anticipado por Domínguez en la conferencia de prensa, cuando habló de unificar el fin de los cupos con la otra prohibición vigente a la exportación de siete cortes populares, pautada para fin de año.
  • Tercer retroceso: Solmi detalló además que con esas 21.500 toneladas de carne se creará una tercera cuota de exportación (además de la general con que arrancó todo y la adicional para los cortes kosher para Israel). No precisó con qué criterio se distribuirá ese nuevo cupo (serían cerca de 7.000 toneladas mensuales, en el último trimestre) entre los frigoríficos habilitados, pero seguramente en el reparto se incorporarán las 5 o 6 plantas que no recibieron un tonelaje adjudicado en el reparto y por las cuales habían reclamado algunos gobernadores.

¿Qué sucedió para que de la “apertura vaca china sin cupo en forma inmediata” que decía el acta se haya pasado a este escenario donde las cuotas de exportación se extienden a diciembre y son cada vez más?

Habrá que preguntarle a Domínguez y a sus funcionarios. También al jede de Gabinete, ya que Manzur convalidó con su presencia un anuncio que ahora se esfuma como arena entre los dedos de los dirigentes rurales.

Lo concreto es que de la apertura definitiva que prometió el gobierno han pasado diez días y la resolución todavía no se conoce. Lo que ya se anticipa es que será mucho menos ambiciosa de lo que prometió el ministro Domínguez. Y que en los hechos, actuará como una nueva cuota o límite a la exportación. Otra intervención. Y posiblemente en nuevas distorsiones en el mercado de las carnes.

En definitiva, cuando se conozca la resolución confirmaremos que el gobierno volverá a incumplir con su palabra. Que cagará a los productores de carne.

En un comunicado, sabiendo que este escenario provocará renovadas críticas desde la Mesa de Enlace y esmerilará la imagen de Domínguez en apenas quince días de gestión, el mismo secretario Solmi trató de suavizar las cosas.

En principio, destacó que este renovado cepo a la exportación de carne (que se extenderá hasta fin de año e incluirá una nueva cuota para la vaca conserva) no ha sido fruto solo de un trabajo de la cartera agropecuaria sino “del trabajo en conjunto” entre esa cartera y las provincias nucleadas en el Consejo Federal Agropecuario. Nunca antes una resolución de este tipo había sido refrendada con ese cuerpo colegiado. Pero ahora sí, como queriendo obligar también a los gobernadores a hacerse cargo del mal trago.

“Se involucró a todos porque es una política federal. Estamos tomando decisiones federales que es lo que tiene que hacer un gobierno federal y más aún en un ministerio como el nuestro donde no podemos tomar decisiones centralizadas cuando estas cuestiones afectan a cada una de las provincias”, remarcó el funcionario. Habría que preguntarle entonces por qué las resoluciones previas que establecieron este sistema de cupos fueron tomadas solo por dos carteras, la de Agricultura y la de Desarrollo Productivo a cargo de Matías Kulfas.

Ese funcionario, que hasta ahora capitaneaba todas las negociaciones por estos cupos de exportación y que tenía trato directo con Mario Ravettino, el titular del Consorcio ABC que agrupa a los grandes frigoríficos exportadores, pareció correrse de escena cuando Domínguez tomó el mando de la negociación con la Mesa de Enlace y las provincias. Pero en las últimas jornadas Kulfas reapareció firmando un nuevo acuerdo de precios con las cámaras del sector frigorífico, extendiendo la “barata” en los supermercados hasta fin de año.

Aunque Solmi y otros funcionarios de Agricultura también participaron de la reunión entre Kulfas y los frigoríficos que dio origen a ese acuerdo, queda claro que aquí volvieron a chocar las estrategias utilizadas por las dos Ministerios que intervienen en el asunto: el de Domínguez que prometió una apertura total de las exportaciones de la vaca conserva a China tropezó con el área que tiene a su cargo el control de precios y que está obsesionada por el precio de la carne. Y que ahora además incorporó a un  duro en reemplazo de la secretaria de Comercio, Paula Español. Roberto Feletti, de él se trata, habló pestes del campo, lo tildó de especular con los precios y es defensor de las intervenciones.

Ahora refugiado como ministro de Educación de Formosa, el ex ministro Luis Basterra, sabiendo que finalmente Kulfas y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, llevarían las de ganar cuando el dilema llegara a los oídos de los principales mandos del gobierno (en especial de Cristina y de su hijo Máximo Kirchner), prefería correrse de escena. Domínguez en cambio pretendió acaparar todo el escenario. Pero a los pocos días enfrentó su primer tropiezo.