Campo

El agua vino para quedarse

En la Sociedad Rural de Santa Fe, especialistas de INTA se explayaron sobre las causas y consecuencias del problema que afecta a gran parte de la provincia. Trabajo integrado, mayor medición y manejo para rotar un sistema que está colapsado.

La disertación comenzó con la palabra del geólogo Rubén Tosolini, de INTA Rafaela, quien inició su ponencia repitiendo la consigna que si seguimos haciendo lo mismo, es obvio que seguiremos teniendo los mismos resultados. “Todo ya fue dicho, pero como nadie escucha hay que decirlo nuevamente: y todos somos un poco culpables de esta situación”, sostuvo, en referencia al combo que golpea a los campos y ciudades de Santa Fe y que incluye lluvia, ascenso del nivel freático, una geomorfología complicada y un marco legal borroso.

“Es la charla número 25 que doy sobre este tema. Y es que la napa freática no baja. En 1968 estaba en 12 metros, pero desde los años 80 no la podemos bajar de los 4 metros. El cambio del uso de la tierra tiene mucho que ver con esto”, sostuvo, en referencia a grandes zonas ganaderas que desde hace años se convirtieron en agrícolas, sobre todo en práctica de monocultivo.

Respecto del desastre de abril, dijo que nunca antes se había registrado un fenómeno de esas características: 1 millón 200 mil hectáreas altamente productivas que quedaron bajo el agua.

En cuanto a la geomorfología de Santa Fe, destacó que es muy difícil sacar agua de la llanura. Y que el fenómeno no terminó, sino que vino para quedarse. “Estamos acariciando una yarará con viento sur. Con las napas como están, no podemos relajarnos. Más allá de cualquier pronóstico, cualquier lluvia que venga es para preocuparse”, alertó.

En cuanto al marco legal, sostuvo que el agua que precipita es de propiedad del productor, y este no es un dato menor. Y que independientemente de las leyes 11.730 y 12.081, “somos una de las pocas provincias del país que no cuenta con una ley del agua”.

Ante este escenario perturbador, aconsejó un trabajo integrado de las entidades oficiales a nivel comunal, provincial y nacional. “Una mirada a nivel de la cuenca”.

Finalmente, criticó la infraestructura actual de entubado, la que calificó de “obsoleta”, apeló a usar a los caminos rurales con doble propósito, y destacó que tranqueras adentro, también hay trabajo pendiente: aumentar el consumo de agua “es riego potencial que tenemos enterrado”, y medir de forma constante la profundidad de las napas, aprovechando los viejos molinos, para diseñar estrategias de manejo y consumo para transformar un problema en una oportunidad”.

Por Federico Aguer