En el marco del 139 aniversario de la fundación de Progreso, la comuna local compartió en detalle esta obra de ingeniería que fue orgullo en la región.

Es el viejo puente de madera sobre el arroyo Cululú, entre Progreso y Santo Domingo. Y sobre el puente, los pioneros. Orgullosos de aquella hazaña, de aquel adelanto para el pueblo. Era diciembre de 1906 y el puente se estaba construyendo, se inauguraría un año más tarde.

Están vestidos de fiesta, las mujeres con vestidos y elegantemente peinadas, los hombres con trajes o bombacha y camisa. ¿Vendrían tal vez de misa?. ¿Desde allí se trasladaron para ver cómo avanzaba la obra que mejoraría sus vidas? Algunos están sobre los caballos, que seguramente eran fundamentales a la hora de mover los pesados troncos de quebracho colorado. ¿Cómo lograron traer esos troncos desde el norte santafesino? ¿Cuántas cartas debieron intercambiar para conseguirlos?.

Descubrí los detalles, debajo del puente unos amigos se entusiasman con el vino: una damajuana y una botella. Tres mujeres están sentadas, sin prestar demasiada atención a la foto ¿Tendrían mucho calor?.

Los sombreros y hasta una sombrilla, parecen indicar que hacía calor, algo frecuente en diciembre por estas tierras. Arriba del puente, un hombre empuña el hacha, como queriendo mostrar que es uno de los obreros. Y los niños, curiosos, desafiando subirse a la baranda. Con sus capotas, las nenas. Entre ellos, puede que estén nuestros abuelos.

Son los fundadores, nuestros antepasados. Es tiempo de recordarlos. Pensar en sus sueños, sus sacrificios, sus tristezas, sus logros. Y en ese “continuum” que tiene la vida, repasar cuáles son nuestros sueños, nuestros logros colectivos, nuestros trabajos conjuntos por el bien común. Sentirnos una pequeña parte de la historia de nuestro querido pueblo.