Campo

El negocio del miedo

Suscriben un convenio para la coordinación del Registro Nacional de Aplicadores de Agroquímicos. El control y los estudios científicos versus el prejuicio, el desconocimiento y la descalificación.

“Todos los hombres son buenos, pero controlados son mejores” dicen que dijo el General Perón entre sus frases célebres. La misma viene a cuento a raíz de la rúbrica de un importante acuerdo que suscribieron esta semana entre el SENASA y el Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires para coordinar la conformación del Registro Nacional de Aplicadores de Agroquímicos de la Argentina, durante un acto en la sede del organismo nacional. La idea pasa por lograr consolidar a nivel federal un sistema de información confiable, que favorezca a la comunidad y mejore la producción, tanto a nivel de prevención como al cumplimiento de la normativa.

Mientras tanto, la ciencia avanza a paso lento y sin tanto marketing contra la “opinología”. Ante el uso masivo de herbicidas y pesticidas en la agricultura, se multiplican los estudios que analizan los efectos tóxicos sobre el ambiente. Esta semana también trascendió un trabajo realizado por un equipo de investigadores de la UBA que indaga cómo es la interacción química entre el principio activo de un herbicida muy empleado en nuestros campos y ciertas arcillas que componen la mayor parte de los suelos de las pampas argentinas.

“Si la gente tiene miedo y quiere que prohiban el glifosato por la categoría 2 A, tendría que pedir que prohibieran el mate, trabajar en una peluquería o tomar sol en una cámara de rayos UV”, sostuvo el español José Miguel Mulet, el autor del libro “Comer sin miedo”. Según el autor, la gente piensa que los agroquímicos son cosas que usan los agricultores “porque son muy malos y quieren afectarnos a todos. No se dan cuenta de que nadie los utiliza por gusto. Al contrario, el agricultor preferiría no usarlos porque cuesta trabajo y dinero, pero son necesarios para conseguir producción de alimentos, porque si no los utilizaran, las plagas se comerían la cosecha”, agregó. Control, capacitación y ciencia son las herramientas para cumplir la meta de alimentar al mundo de manera sustentable.

Tal vez, muchos de quienes denostan al “agronegocio”, también lucran con el negocio del miedo.

Por Federico Aguer