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La industria cárnica recalcula ante la caída de la demanda china

Hay muchas empresas que han dado vacaciones o han aprovechado para hacer paradas técnicas. También se recortó la oferta de vacas.

Pasados ya dos meses del inicio de la crisis del mercado chino, puede decirse de modo muy resumido que los valores FOB a ese mercado han caído, en promedio, 30 por ciento, y que la concreción de nuevos negocios se ha reducido en 60 por ciento.

Se renegoció gran parte de lo producido y aún no embarcado, mientras que lo que está en altamar y lo que está esperando para hacer aduana en los puertos chinos ha sufrido pérdidas de hasta 30 por ciento con respecto a lo pactado.

Lo que hace dos meses valía entre seis mil y 6.500 dólares por tonelada, hoy no se paga más de cuatro mil o 4.500.

El gobierno del gigante asiático ha tenido un papel importante en este derrumbe de los precios y de las compras al exterior, al cortarle el crédito a la mayoría de los importadores y abrir el “canal gris”, o sea, la importación –hasta ahora ilegal– de carne de bajo precio desde Hong Kong y Vietnam.

En paralelo, el mercado del cerdo también ha contribuido a esta crisis del vacuno: en diciembre, la faena porcina aumentó 14 por ciento interanual y los precios, ya desde fines de octubre, han dejado de aumentar, aunque el precio minorista del cerdo se ubica todavía 99 por ciento por encima de un año atrás.

El gobierno chino, desde noviembre ha venido liberando parte de los importantes stocks acumulados –previendo una crisis como la actual– de carne de cerdo y de vaca, al tiempo que la demanda, afectada por los altos precios al mostrador y por las escenas de matanzas masivas de cerdos que se suceden en la televisión y en las redes sociales, ha bajado con respecto a un año atrás.

A la par, la disparada en el precio del cerdo fue el principal motivo de la inflación, que trepó a 4,5 por ciento interanual, algo inaceptable para las autoridades chinas.

Si bien el año nuevo lunar –que en esta oportunidad será el 25 de enero– resulta un pico excepcional de demanda para todas las carnes, los stocks acumulados son este año también excepcionales.

Todos los operadores están a la espera de los resultados de las ventas de fin de enero, para tomar luego en febrero nuevas posiciones en el mercado, tanto en materia de volúmenes a importar como de precios a pagar.

También ha jugado un papel importante el aumento de importaciones: en diciembre, China compró 375 mil toneladas de carne de cerdo, casi cuatro veces más que las 95 mil del mismo mes de 2018. En cuanto a la carne vacuna, adquirió 189 mil toneladas (81 por ciento más).

Fue clave para esto la decisión de habilitar más plantas exportadoras a ese mercado. Un ejemplo: Brasil, principal proveedor del gigante asiático, en agosto tenía sólo 15 frigoríficos autorizados y cerró el año con 37.

Recalculando

En la Argentina, a partir de esta fuerte caída de la demanda china que venía representando más de 70 por ciento de las exportaciones, hay muchas empresas que han dado vacaciones o han aprovechado para hacer paradas técnicas.

En el mismo sentido, la oferta de vacas se ha recortado, al conocer los productores la información sobre la evolución del mercado chino y al negarse muchos de ellos a aceptar bajas en los valores ofrecidos por la industria.

La mayoría de los frigoríficos está rearmando sus canales de comercialización en el mercado interno, para poder vender tanto a chacinadores como a distribuidores o cargadores de cortes en caja, o directamente a supermercados.

Esta vuelta al mercado interno, obligada por la caída del mercado chino, coincide con cierta mejora de la demanda doméstica que se viene observando desde la primavera pasada.

 

Por Ignacio Iriarte